Las evidentes maniobras del presidente Jovenel Moise para prolongar la convocatoria de las elecciones legislativas en Haití generan cada día más tensiones en la convulsionada nación.

En una suerte de golpe de efecto el mandatario nombró los nueve miembros del Consejo Electoral Provisional, pero la decisión fue protestada por la oposición bajo el alegato de que no son imparciales, sino afines al gobernante.

La atmósfera cada vez más tensa determinó que Estados Unidos y la comunidad internacional reclamaran a Moise que convoque cuanto antes a votaciones para elegir el Parlamento, pero el gobernante ha reaccionado con evasivas.

Anunció que las elecciones se celebrarán en los próximos meses, pero sin precisar fecha. Antes se había comprometido con la Unión Europea a convocar las legislativas en los primeros meses de 2021.

Con la crisis económica y sanitaria que golpea la población, las autoridades haitianas deben ser lo suficientemente sensatas como para saber que la demora para las votaciones solo generan más tensión.

Una atmósfera social tan cargada como está requiere desactivarla en lugar de echarle más combustible.

Moise suele apelar a la unidad de todos los sectores para abordar la problemática de su país, pero sin satisfacer ninguno de los reclamos de una población que con frecuencia recurre a la violencia para hacerse escuchar.

Las elecciones legislativas podrían convertirse en la espoleta de estallidos sociales, que tanto perjudican a los haitianos como a sus vecinos de esta parte.