y (II)
En nuestra columna anterior, decíamos que el libro nuestro “Héroes y Próceres Dominicanos y Americanos” que está en su sexta edición y aunque las autoridades actuales del Ministerio de Educación lo han excluido, de la misma manera como han excluido a Pedro Pimentel que es uno los héroes más importantes de ese episodio que fue La Restauración de la República, que llena de satisfacción y orgullo a nuestro pueblo.
Pedro Pimentel fue prócer tres veces en la historia del pueblo dominicano y por encima de eso ha sido excluido otras veces, y olvidado de manera intencional, por la mayoría de los que han escrito de las grandes figuras de ese episodio. Cuando se habla de la gesta inicial en el Cerro de Capotillo solamente se mencionan los nombres de Luperón, Santiago Rodríguez, Benito Monción, Gaspar Polanco, Pepillo Salcedo, y otros que no tuvieron un papel más relevante, militante y firme, que este héroe olvidado que había sido Coronel de los Ejércitos Independentistas y, después de la Guerra Restauradora, uno de los lideres militares y políticos de la Guerra de los 6 años. Guerra librada contra las pretensiones anexionistas a los Estados Unidos del gobierno de Buenaventura Báez, conocido como el gobierno de los 6 años.
A esa distinción se debe sumar la más importante desempeñada por Pimentel: Presidente de la República en Armas en la última etapa de la Guerra Restauradora.
Pimentel encabezó el gobierno en los momentos que se discutía la evacuación del territorio nacional por parte de las tropas ibéricas, derrotadas en la impecable y tenaz guerra de guerrilla, que los patriotas habían realizado contra su presencia en la parte oriental de la isla.
Como jefe de gobierno rechazó el pacto de El Carmelo, impuesto por La Gándara y Navarro, a los delegados del Gobierno Restaurador, porque ese acuerdo contenía en su texto cláusulas humillantes a la dignidad nacional, gravosa, además en términos económicos, a la soberanía y los intereses del pueblo dominicano, vencedor solitario, indiscutible, del conflicto bélico que permitió Restaurar la República.
Este personaje extraordinario, expresión real, auténtica, de la valentía y la dignidad que han sido siempre cualidades y más que cualidades virtudes de nuestro pueblo que ahora está sometido a maniobras inaceptables, frente al problema haitiano, maniobras forjadas y estimuladas por los gobiernos de Canadá, Francia y Estados Unidos de América, y por un pequeño grupo de antidominicanos que prefieren que seamos haitianos y no nativos auténticos que conforman nuestro pueblo, admirado y respetado, ahora en estos momentos más que nunca después del 28 de abril de 1965, que obligamos a los Estados Unidos o norteamericanos a sentarse en la mesa denegociaciones a discutir con el gobierno de la república en armas que presidía el Coronel Francisco Alberto Caamaño Deñó: ¡Dios, Patria y Libertad!.