Estrés en el tránsito
El transito es una anarquía.
El embotellamiento vehicular aumenta exponencial mente en cualquier lugar. A veces, nada agiliza la movilización.
El contra flujo que se origina en las principales calles y avenidas de la ciudad obedece a una inadecuada planificación de las autoridades.
Hay una ausencia casi total de educación urbana en la mayoría de los transeúntes.
Se ha llegado a la conclusión de que la nuestra es una época de excesos: demasiadas opciones nos conducen a realizar casi todo lo que nos gusta hacer. Pero, somos incapaces de asumir lo que debemos hacer, nos guste o no.
Se habla de una sociedad super modernizada y tecnológica, lo cual es pura fantasía
Conducir por nuestras calles, es un desastre, aunque, »expertos» de todo tipos de colores y tamaños se pasan la vida teorizando sin soluciones satisfactorias.
Las cosas no cuadran por que, esa perturbación provoca en la gente un efecto demoledor que multiplica la improductividad, lo que implica, un verdadero atentado al manejo del tiempo cuando las personas tardan en trasladarse de un lugar a otro, impedidas de una adecuada circulación por dicha obstrucción, generadora de serios trastornos de salud, estrechamente vinculados con la ansiedad y el estrés.
Cuando miramos hacia atrás en la historia, cada década puede ser recordada, en parte, por eventos particulares o actividades que la distinguen. Ejemplo, todo era parsimonia y tranquilidad. Ahora, todo es un caos; si te detienes en una esquina, te sorprende un muchacho que te lanza como un cohete una esponja o un trapo viejo y sucio con la excusa de limpiar el cristal, ignoran, que la mayoría de los vehículos cuentan con un sistema que impulsa el agua. Y aun, si haces esto te lleva de souvenir »una tremenda palabrota» con su »dedo de ñapa».
Así son las cosas, que amenazan la convivencia humana digna.