De una conversación con un apreciado amigo, quien es, ante todo, un experimentado jurista con experiencia en instituciones públicas, ha surgido este artículo que gira en torno a la irracional actitud de los líderes de la contrarreforma frente a la propuesta de modificación a la Constitución introducida por el presidente Luis Abinader.
El abogado no milita en partido político alguno, pero sí atesora gran experiencia en el ramo por su desempeño, sobre todo, como autoridad electoral. Él tiene anotado que la oposición ha tildado la reforma constitucional, aún no discutida por el Congreso Nacional, con cuatro adjetivos que resultan enteramente falaces y fingidoras.
Las calificaciones de esos voceros de la contrarreforma son: riesgosa, innecesaria, improvisada y propagandística. Mi amigo, el veterano jurista, se pregunta: ¿Qué prueba tienen ellos de que es riesgosa si han emitido sus opiniones antes de conocer el proyecto? Y también pregunta: ¿Cómo llegan a esa conclusión? ¿Es que son adivinos?.
En cuanto a la referencia a si es necesaria o no una enmienda a la Carta Magna, el abogado ha juzgado prematuras las apreciaciones de la oposición. ¿En qué se fundamentan para esa apreciación? ¿No se dan cuenta de que pecan de ligereza? Deja ver que esos señores solo piensan en cuestiones momentáneas.
Aunque se trataba de una conversación privada, mi amigo evitaba incursionar en argumentaciones de carácter partidario, e insistía en preguntar: ¿Cuál es el riesgo?, ¿cuál es el perjuicio? Cuestiona la afirmación de que la propuesta de reforma sea improvisada: ¿Quién ha visto apresuramiento en esto?
¿Quién ha demostrado prisa?
De hecho, se ha anunciado con suficiente anticipación y se ha dado oportunidad de expresarse, mediante consulta, a diversos sectores sociales y profesionales. Ni siquiera se ha sometido a debate el proyecto de ley mediante el cual debe autorizarse la convocatoria a la Asamblea Nacional, a la cual corresponde introducir los cambios.
¿En que beneficia al presidente Abinader la reforma a la Constitución? Eso plantea mi amigo. Además, pregunta: ¿En qué perjudica a la sociedad que una persona no pueda gobernar más de dos periodos? La conducta asumida cuando gobernaron les impide creer que un gobernante sea diferente a ellos.
A los voceros de la contrarreforma no les importan las razones acerca de la pertinencia de los cambios que incluye la propuesta de reforma constitucional. Para ellos, es una oportunidad de hacerse notar con fines politiqueros. Por eso me parecen tan pertinentes las preguntas del jurista, cuyo nombre no revelo por tratarse de una plática privada.