¿Qué Pasa?

Premios y castigos ¿Son recomendables?

Premios y castigos  ¿Son recomendables?

Educar a un niño no es tarea fácil. Que ellos sean ejemplares es algo que no lograremos de la noche a la mañana, por lo que durante su formación los padres de manera habitual usamos el método o sistema del castigo y el premio.

“Si te portas bien te compraré una paleta”. “Hoy no jugarás video juegos porque estás castigado”. ¿Te parecen conocidas estas frases? Seguro se las dice a tus niños a menudo, pero para los expertos regañar y castigar constantemente a los hijos, así como darle regalos constantemente ante la buena conducta, no es correcto y en realidad no funciona como pensamos.

La psicóloga clínica y terapeuta-infanto juvenil, Valeria Razzi, explica que “da la impresión de que es a través de estas técnicas que los niños logran ceder a las demandas de los adultos sobre qué comportamiento tener.

Todavía parecen ser bastante efectivas, y cómo no, si su efecto es inmediato. Los castigos y premios (refuerzo positivo) son técnicas de modificación de conducta. En el caso del castigo su objetivo principal es suprimir una conducta indeseada. En el caso de los premios, su fin principal es incrementar la frecuencia de una conducta deseada”.

En cuanto a los castigos, los cuales van desde prohibir algo que al niño le gusta, hasta el uso de golpes, insultos, y las famosas “pelas”, pueden producir efectos negativos en los pequeños. “Los castigos a medida que los niños crecen pueden causar una serie de efectos negativos como: baja autoestima, indiferencia, rompimiento del vínculo afectivo padres-hijos y miedo (que no es lo mismo que respeto)”.

Afirma que para que un castigo se mantenga siendo efectivo en el tiempo, tendrá que cambiar su contenido, intensidad y frecuencia y eso significa someter al niño a ser parte de un ambiente hostil y donde no se toman en cuenta sus emociones.

La otra cara de la moneda es que algunos se vuelven indiferentes porque están acostumbrados a ser castigados, solo esperan que llegue y pase el momento, omitiendo cualquier tipo de aprendizaje.

Por otra parte, la terapeuta dice que “los premios son reforzadores positivos, pero no son los únicos. Otros son los abrazos, los halagos, tiempo de calidad juntos. Muchos padres se quejan de que otorgan constantes recompensas materiales a sus hijos y estos no cambian su conducta. Los premios constantes tienen un tiempo de caducidad y además tienen que ser cada vez mayores porque el niño crece y sus intereses también”.

¿Qué es lo que funciona?

Si estas dos herramientas no funcionan, entonces ¿Qué es lo que funciona? Razzi explica que “en primer lugar, los padres necesitan tener deseo de relacionarse con sus hijos. Esto significa que se tomarán el tiempo de preguntar, escuchar, dialogar, explicar y llegar a acuerdos.

Para que un niño deje de hacer una conducta indeseada debe saber los motivos por los cuales no está bien y para esto requiere la enseñanza de los padres. Ojo, no se trata de sentarse a reprochar al niño, no, es conversar con él”.

EL DATO

Tocar las emociones

“¿De qué sirve que castiguemos y premiemos si no tocamos las emociones de nuestros hijos? ¿Sabe usted lo que hace feliz a su hijo? ¿Lo que le entristece o le da miedo? ¿Y lo que lo enoja? Si castigas, pero no hablas, te pierdes la valiosa oportunidad de conocerse más. Si premias con cosas materiales únicamente, obvias la oportunidad de enseñar a tu hijo el valor de un abrazo o de un halago (estos son los mejores reforzadores positivos)”, concluye la experta.