Aunque la Cancillería ha señalado que la situación retornó a la normalidad, se define como sumamente grave la denuncia sobre frecuentes agresiones contra dominicanos en poblaciones de la zona norte de Haití, que incluyen secuestros, amenazas de muerte y retención de camiones.
El personal del consulado dominicano en Ounaminthe (Juana Méndez) tuvo que abandonar esa legación ante el creciente estado de inseguridad matizado por continua hostilidad de grupos de haitianos que se dicen seguidores del expresidente Jean Bertrand Aristide.
Autoridades haitianas han ofrecido al embajador Rubén Silié seguridades de que los empleados de ese consulado, que retornaron a sus labores, no serán molestados, aunque muchos dominicanos que residen o realizan negocios en esa comunidad prefirieron retornar a territorio nacional ante el temor de sufrir agresiones.
La Cancillería ha dicho que los funcionarios consulares y diplomáticos que prestan servicios en poblaciones fronterizas acostumbran a pernoctar del lado dominicano, pero es evidente que la situación política en Haití se ha deteriorado y que por alguna razón se ha incrementado la hostilidad contra criollos que residen o cruzan la frontera hacia el vecino país.
El comerciante haitiano Rounad Simon denunció que grupos armados supuestamente seguidores de Aristide, con respaldo de oficiales y alistados de la Policía haitiana secuestran y agreden a dominicanos para crear divergencia y tensión entre los dos países.
Se ha vuelto recurrente que en medio de crisis políticas o sociales, algún sector culpe a República Dominicana de los males que padece Haití o que intente drenar las buenas relaciones entre ambos Estados, por lo que no debería descartarse el contenido de la denuncia de ese empresario haitiano.
A la Misión de Naciones Unidas para la Estabilización de Haití (Minustah) corresponde la obligación de salvaguardar seguridad física y derechos a los ciudadanos dominicanos que residen o van de paso a Haití, por lo que se reclama el apresamiento y sometimiento a la justicia de los individuos que incurren en tales agresiones y tropelías.
Haití y República Dominicana tienen la irreductible voluntad política de forjar un tipo de relación basada en la cooperación, solidaridad y respeto mutuo, por lo que pierden su tiempo aquellos haitianos o dominicanos que siembran cizaña en un jardín de hermandad.

