El suceso que costó la vida a un fiscal adjunto cuando participaba en un allanamiento a un apartamento del sector La Rosa, de Herrera, tiene muchas implicaciones. Además de la muerte a tiros del fiscal Omar Alvarez salta a la vista, por los detalles que han trascendido, que no se vela ni actúa por las violaciones de las normas en residenciales y edificios de apartamentos. El teniente o exteniente de la Policía, Charlie Núñez García, había convertido un área común, como la azotea del edificio, ubicado en la calle María Trinidad Sánchez, 38, en un criadero de animales. Y pese a las múltiples querellas las autoridades no procedían. Pero resulta que Núñez García no es el único que se había apropiado de un área común para fomentar una crianza de animales. Se ha denunciado que en el Residencial Doña Dilia, del kilómetro 8 y 1/2 de la carretera Sánchez, un inquilino ha convertido su apartamento en una pocilga. Los vecinos se han quejado ante el Ministerio de Salud Pública, la Fiscalía del Distrito Nacional y la Policía, pero sin que como se dice que pasaba con Núñez Gracía, les hagan el menor caso.