En diciembre, por lo regular, y más cuando se acerca el fin de año nos planteamos nuevos planes de vida. Ando en esas y me voy a apoyar en una de las notas que use para la puesta en circulación de mis últimos dos libros en la ciudad de New York: “Los amores perdidos” y precisamente un compendio de los artículos que más quiero de esta columna:

“31 años atrás, pusimos en circulación, nuestro primer libro “Diario de un pasante”, el que contó con la asistencia de dos de las personas que más han influido en mi vida, mi maestro Juan Bosch y Narciso González.

A propósito del primero quiero ponerme en su lugar, citándolo en una entrevista que le diera a Ramón Colombo en 1982, y que aparece reseñada en nuestro libro “Ni santo ni mesías: solo Juan Bosch”: “En realidad yo soy el producto de la sociedad en la que nací… he tenido que cargar pesado porque yo no sé hacer cosas a medias, y el hombre hace el trabajo en el espacio, pero también en el tiempo… Para tener tiempo de ser un cuentista, de ser un historiador, un sociólogo, un político he tenido que trabajar cuatro veces más de lo que normalmente hubiera trabajado si hubiera sido una sola de esas cosas”.

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