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Proteger el Olímpico

Proteger el Olímpico

Juan Taveras Hernández

El Centro Olímpico Juan Pablo Duarte es una obra que todos debemos proteger y defender, porque constituye el principal pulmón de Santo Domingo. EL gobierno no puede sacrificarlo para construir estadios, no importa su naturaleza. La varilla y el cemento no pueden sustituir los árboles que le dan vida y esplendor a la ciudad. 

En vez de limitar la extensión territorial del Centro con varilla y cemento levantando canchas deportivas, estadios, pabellones, destacamentos policiales, equipos de electricidad, parqueos, etc., deberían ampliarlo sembrando más árboles de distintas especies para que las aves vuelen con libertad, las mariposas embellezcan el entorno.

Los Juegos Centroamericanos y del Caribe constituyen, sin duda, un gran acontecimiento deportivo. El país será la sede, lo cual implica una modernización de los estadios, incluyendo el Olímpico, la “media naranja” donde se juega baloncesto, lo mismo que los demás centros deportivos, con un costo millonario. El país tiene que estar bien preparado, tanto en sus plantas físicas, como en las prácticas de nuestros atletas. Debemos salir airosos de ese compromiso deportivo internacional. Nadie, en su sano juicio, se opone.

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 Ahora bien, no hay por qué destruir el parque. Al contrario, también debe ser remozado y embellecido.

El Ministerio de Medio (miedo) Ambiente y Recursos Naturales otorgó unos permisos para la tala de árboles, lo cual despertó las alarmas en los sectores ambientalistas. ¡Y con razón!

Pude observar los equipos derribando árboles muy viejos, roble, caoba, etc., sin contemplación. Quienes cortaban los árboles parecía que lo disfrutaban, como si esos pinos, esos troncos de madera preciosa no tuvieran vida, como si no contribuyeran, no solo con la belleza de la ciudad, sino con la vida misma de los habitantes de su entorno.

Como era de esperarse, se produjo el escándalo. Las redes sociales se inundaron de criticas contra el gobierno. Luego las autoridades, tanto de “Miedo Ambiente” como de Obras Públicas, Deportes, etc., hicieron las aclaraciones de lugar, dejando insatisfecha a una buena parte de la población, incluyéndome.

¿Había que derribar casi mil árboles para el acondicionamiento del Centro Olímpico? ¿Qué hicieron las autoridades que tantos palos? ¿Lo vendieron o lo regalaron? ¿A quien se los vendieron y para qué? ¿Seguro que no hubo privilegios, qué nadie hizo negocio con tantos árboles derribados?

Sigo creyendo que el gobierno del PRM sigue sin entender la parte comunicacional, que comunica mal lo que hace bien, que guarda silencio cuando debe hablar, que espera que se destapen los escándalos para luego hacer las “aclaraciones” de lugar que, lejos de garantizar transparencia y pulcritud, alimentan las dudas.