Santo Domingo.- Con el agravamiento de la crisis política en Haití, grupos de derechos humanos han planteado la posibilidad de que los “cascos azules” de la Organización de Naciones Unidas (ONU) regresen a ese país, para “tratar de pacificar a esa nación, la más pobre del continente americano.
Sin embargo, tanto las autoridades haitianas como algunas organizaciones civiles se oponen a su regreso, bajo el argumento de que las fuerzas de la ONU no lograron pacificar el país cuando lo ocuparon en el período 2004-17.
El Senado haitiano, incluso, demando que se anule la solicitud de despliegue de tropas, lo que demuestra que la sociedad haitiano no tiene una posición a unanimidad a ese respecto.
La crisis haitiana ha llegado a su nivel más caótico, ya que el gobierno de ese país ha perdido el control del territorio y son los grupos armados que deciden lo que se hace y lo que no.
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Por ello, el secretario general de la ONU, Antonio Guterres, expresó su preocupación por la situación en el vecino país.
Guterres remitió una carta de once páginas al secretario del Consejo de Seguridad de ese organismo para tratar el caso de la nación caribeña.
Pero que alegan las autoridades de Haití?
Se basan en estudios de organizaciones y universidades internacionales sobre los problemas que crearon los cascos azules en los trece años que duraron, supuestamente, “poniendo el orden en Haiti”.
Uno de los estudios señala que los miembros de ese organismo militar de la ONU dejaron a 265 mujeres embarazadas, a cuyos hijos abandonaron tras salir de Haití. Quienes nacieron fruto de esos embarazos son conocidos como los “bebés cascos azules”.
Además, los cascos azules agravaron el problema sanitario al detectarse un brote de cólera entre soldados de dicha unidad que habían llegado enfermos a esa nación.
“Los soldados cometieron una serie de barbaridades que solo dejaron frustración en nuestra nación, entre los que figuran violaciones sexuales contra mujeres y niños”, dice la haitiana Christine Paul, residente en República Dominicana.
Por ejemplo, en marzo de 2012, tres oficiales paquistaníes fueron declarados culpables de violar a un adolescente de 14 años en la localidad de Gonaïves. La víctima padecía de problemas mentales.
Cuando esos militares llegaron a Haití en 2004 para ayudar a pacificar uno de los países más pobres del mundo, la esperanza era mucha, pero cuando se fueron, en octubre de 2017, la decepción se justificaba.
Dicha fuerza llegó al país tras la renuncia del ex presidente Jean Bertrand Aristide. Brasil fue el país que más tropas envió a esa nación, con un total de cuatro mil 899.
¿Qué proponen los organismos internacionales?
Sugieren el envío de una fuerza de paz que ayude a las autoridades a restablecer el orden, en un país donde más del 40% de la población no tiene empleo fijo.
Esa fuerza también debe garantizar el suministro de alimentos y combustibles, así como combatir a los grupos armados, en caso de que “la situación lo amerite”.
Muchos consideran que el problema de Haití ya no tiene solución, mientras la comunidad internacional, principalmente Estados Unidos y los países europeos, gastan fortunas en envío de armas a Ucrania, para que ese país enfrente a Rusia.
Sin embargo, Haití, que tanta ayuda necesita, ha sido olvidado y hoy enfrenta una crisis humanitaria, mientras República Dominicana se ve obligada a cargar con el mayor peso de un problema que muchos aseguran que responde a un plan de “unificación de ambos estados”.
