Si “Kiko la Quema” no se ha entregado a las autoridades, mejor es que lo haga cuanto antes porque lo están buscando como aguja en un pajar. Por las supuestas relaciones con él fue detenido un coronel de la Policía, lo que parece ser una señal de que se conocen bien sus actividades.

Aunque José Antonio Figueroa Bautista, de 47 años, ha encontrado quienes lo defiendan, los familiares dicen que por culpa suya viven un calvario. E incluso lo acusan de manchar el nombre de la familia con sus supuestas actividades delictivas.

Cambita Garabitos, San Cristóbal, que es donde reside, ha sido peinada por tropas de la Policía que lo persiguen sin tregua. Ya incluso se han originado balaceras que aterrorizan a la comunidad. La persecución, que se tenga claro, no es una sentencia de muerte.

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Pero el fugitivo debe evitar que por su búsqueda caigan personas inocentes. El presidente Luis Abinader le advirtió que lo mejor es que se entregue sin oponer resistencia.

Si lo tienen ubicado, como parece, debe buscar la manera de salvar su vida y enfrentarse la justicia. Al menos de esa manera su integridad está más garantizada que huyendo de las tropas que lo persiguen.