Haití, Maduro y TC
Las autoridades de la hermana nación haitiana merecen recibir un premio por su gran capacidad y destreza en el manejo de las relaciones internacionales. Son unos vendedores extraordinarios. Saben convertir las miserias que sufre ese pobre pueblo, consecuencia de la irresponsabilidad de las potencias y de la indolencia de sus dirigentes, en una mercancía de aceptación global. Y manejan su papel de víctimas históricas, que lo son, con la tremenda habilidad con que el gaucho Martín Fierro blandía su cuchillo para hacer del cuerpo de su adversario una vaina.
Si hay algo que los dominicanos debemos lamentar es que esa gran pericia de los jefes haitianos no se ponga, en primer lugar, al servicio de su pueblo. En segundo lugar, que nuestras impericias y torpezas en el manejo de los problemas migratorios y de la política internacional son inversamente proporcionalesa la destreza de esos vecinos. Y quesirven de pretextos al gobierno de Haití para congraciarse con el mundo en perjuicio nuestro.
Prueba al canto: el gobierno haitiano, con su eficiente maquinaria de propaganda, operando en los nichos de la política internacional, logró que la Unión Europea apoyara su causa en contra del Estado dominicano. También hizo que importantes congresistas y amplios sectores de poder de los Estados Unidos de Norteamérica actúen a su favor y contra nosotros. Hasta la Comunidad Caribeña (CARICOM) fue sensibilizada a favor de Haití, al grado de negarnos el ingreso y adoptar una actitud beligerante contra el orden constitucional que nos rige. Para ponerle la tapa al pomo, intelectuales de prestigio universal, como el conservador y Premio Nobel Mario Vargas Llosa, o el premio Pulitzer, Junot Díaz, y juristas nacionales e internacionales de fama bien ganada, como los doctores Eduardo Jorge Prats y Eduardo García de Enterría, entre otros, se han convertido en críticos severos de los errores de la sentencia TC/0168/13, del 23 de septiembre de 2013, dictada por nuestro Tribunal Constitucional (TC), con la intención de regularizar la migración y la obtención de la nacionalidad.
Nicolás Maduro, presidente de la República Bolivariana de Venezuela, está poseído también del embrujo de la política internacional haitiana. Y no se ha quedado atrás en la muestra de solidaridad con los haitianos. Simón Bolívar les debe gratitud. Tronó fuerte y alto: “el que se meta con el pueblo de Haití se metió con el pueblo venezolano.”Y eso es bueno, en principio. Lo que afecta a uno de nuestros pueblos, daña a toda América. Los que tienen formación política, sensibilidad social y noción histórica lo saben.
Ahora bien, hay que aclarar que los dominicanos no se han metido con Haití. Son los haitianos los que se han metido en nuestro territorio, tolerados e incentivados por malos funcionarios y empresarios. La sentencia 168/13 del TC, con el honorable magistrado Milton Ray Guevara a la cabeza, solo busca poner orden en el caos que tenemos. Nada más.
Rafael Ciprián
rafaelciprian@hotmail.com
