El miércoles pasado mientras transitaba como pasajera en un autobús dirigiéndose a Bávaro fue detenida por la Dirección Nacional de Migración, DGM, y por prejuicios raciales, la activista por los DDHH, Mildred Ylena Vargas, ciudadana dominicana negra.
A pesar de solicitar se le permitiera buscar sus documentos en su cartera fue sacada del autobús, apresada y ubicada en “la camiona”, alternativa sucia y maloliente como recurso establecido para migrantes haitianos/as que inician el proceso humillante con intercambio de dinero como negocio de personas.
No es un caso aislado, otras dominicanas negras han sido vejadas por agentes de Migración, como nos recuerda el Foro Feminista Magaly Pineda, cuando exige respeto por los derechos humanos de las dominicanas negras y de las migrantes haitianas y menciona a Cristina Martínez arrestada el año pasado a pesar de tener una condición mental.
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Vargas fue liberada, pero nadie le quita el trauma vivido en su propio país y la vulnerabilidad por la racialización de la persona migrante que, a partir de esta experiencia traumática, tendrá que vivir en su propia tierra y que pone a pensar a la mayoría de las dominicanas y dominicanos sobre el riesgo de circular en el país.
Como dijera Marta Rangel, experta en investigaciones, análisis sociales y diagnósticos sobre la situación de las poblaciones afrodescendientes, en nuestro país el panorama migratorio es especial en la región donde ocupamos el quinto lugar con de mayor porcentaje de migrantes -un 79.2% personas haitianas- y donde ser afrodescendiente es un factor adicional de discriminación.
Rangel destaca que, la discriminación en República Dominicana afecta su combate, no solo en relación a haitianos/as, sino también respecto a dominicanos/as de piel más oscura, que son permanentemente confundidos con haitianos y, muchas veces, detenidos/as y expuestos a situaciones de gran vulnerabilidad. (M. Rangel, “Protección social y migración: el desafío de la inclusión sin racismo ni xenofobia”, serie Políticas Sociales, N° 232 (LC/TS.2019/127), Santiago, Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), 2020).
Tenemos nuestro en país la Ley General de Migración 285-04 y compromisos firmados para el respeto a las personas en proceso de deportación, los agentes de la DGM y PN mantienen una práctica centrada en el comercio inhumano de personas que afecta sobre todo a mujeres, niños y niñas de raza negra.
Mildred Ylena Vargas zafó de ser enviada a un país extraño por ser negra dominicana, pero muchas no han podido. ¿Vamos a seguir manejando los procesos de deportación bajo la xenofobia y el racismo?