Sacude región
Los presidentes de Honduras y Guatemala enfrentan una oleada de protestas en demanda de que dejen los cargos por los escándalos de corrupción que han brotado en sus Gobiernos. Son mensajes muy elocuentes de la cruzada contra el desvío de recursos públicos para satisfacer ambiciones particulares o de poder.
En tanto miles de manifestantes han tomado las calles en demanda de que Juan Orlando Hernández, de Honduras, y Otto Pérez Molina, de Guatemala, dejen sus cargos, otros expresidentes como Ricardo Martinelli, de Panamá, y Francisco Flores, de El Salvador, tienen juicios abiertos por expedientes de corrupción durante sus mandatos. Últimamente la ira popular, que provocó la renuncia de la vicepresidenta de Guatemala, Roxanna Baldetti, se ha incrementado en la medida que brotan nuevas denuncias sobre malversación de caudales públicos. Acosado por la presión popular, el presidente de Honduras admitió que su partido había utilizado 136 mil dólares para financiar la campaña que lo llevó al poder. Sin embargo, la oposición señala que fueron 90 millones de dólares los que se habrían utilizado en el proceso electoral. Como para que se tome nota la corrupción se ha convertido en el epicentro de las protestas populares en varios países de la región.
Guerra antinarco
La guerra contra el narcotráfico ha sido un fracaso a pesar de los millones y millones de dólares que se han invertido. Pero Estados Unidos, que lidera la cruzada mundial contra el tráfico de drogas, no acaba de captar el mensaje e insiste en un método del cual disienten cada vez más gobernantes. En un aviso a Washington, el presidente de Colombia, Juan Manuel Santos, abogó por un cambio de estrategia en la prolongada, sangrienta y costosa lucha contra el negocio de las drogas. “Lo que necesitamos, más que una guerra”, dijo Santos, “es la suma de unas medidas inteligentes, bien diseñadas, bien ejecutadas, bien centradas en la gente, que produzcan mejores resultados que los que hemos alcanzados hasta ahora”. Pero el presidente de una nación que es de las grandes productoras de drogas no quiere salirse del redil de Washington con decisiones unilaterales. Por eso advirtió que hasta que no haya un nuevo consenso en torno a un enfoque global seguirá con el mismo método. El caso es que cada vez más figuras coinciden en que el actual esquema ha sido un fracaso.