Con todo el ruido que se hizo sobre las operaciones del boricua David Figueroa Agosto, quien vivió mucho tiempo en República Dominicana, lo menos que se esperaba era que a los 10 años saldría de prisión tras un acuerdo con el Gobierno de Estados Unidos. Además de decir todo lo que sabía sobre el negocio de la droga y el lavado, Figueroa Agosto, sentenciado a 30 años de prisión en 2017 después de ser recapturado en julio de 2010 en San Juan, Puerto Rico, a donde había regresado clandestinamente procedente de República Dominicana, entregó muchos de sus bienes. Al dirigir su imperio desde este país, a tal punto que por sus operaciones fueron detenidos y condenados supuestos colaboradores suyos, las autoridades deberían averiguar o formular cargos contra Figueroa Agosto. Aunque con la indiferencia frente a las operaciones de César Emilio Peralta (César el Abusador), detenido en Colombia, no existe la menor esperanza de que ni siquiera se interrogue a Figueroa Agosto. A la fecha el Ministerio Público no se ha tomado la menor molestia de viajar a Colombia para interrogar a César el Abusador sobre el imperio financiero que según las autoridades norteamericanas administraba con la complicidad de sectores oficiales. De Figueroa Agosto, quien hasta poseía documentos de identidad de este país, se dijo que dirigía una de las redes más poderosas de narcotráfico que ha operado en el territorio en toda su historia. Interrogarlo representaría una estocada a la impunidad.
