La designación por el presidente electo de Brasil Jair Bolsonaro del juez Sergio Moro como ministro de Justicia vuelve a colocar en primer plano el caso Odebrecht, no solo allá sino en todos los países donde la constructora pagó sobornos e hizo aportes ilegales a las campañas electorales de partidos y candidatos.

Moro se convirtió en la estrella de la justicia brasileña con los magnates que encarceló por el escándalo de corrupción en Petrobras y por las investigaciones sobre las operaciones de la constructora.

Desde la nueva posición que ocupará todo indica que profundizará las pesquisas para atar los cabos sueltos que pudieron quedar en los procesos judiciales. Enfrentar la corrupción fue una de las consignas del presidente electo.

Con la designación de Moro ofrece una auspiciosa señal sobre sus propósitos. Es sabido que por su presunta implicación en los casos de corrupción el actual presidente Michel Temer no mostró mucho interés en que se profundicen las investigaciones del escándalo “Lava Jato”.

E incluso se denunció que había tratado de frenar las pesquisas. Al fichar a Moro para el importante cargo Bolsonaro ofrece una primera señal de que reabrirá el expediente sobre el mayor escándalo de corrupción pública y privada que ha sacudido a su país, con las conocidas repercusiones en República Dominicana y otras naciones.

Aunque consiguió importantes condenas, incluida la del expresidente Lula da Silva, la designación de Moro genera expectativas.