Cuando se le designó directora de Conani en octubre de 2021, Ana Cecilia Morun Solano condicionó su permanencia en el cargo a solo un año.
Que no esperara que se cumpliera el período para dejar la posición puede generar conjeturas, pero las razones expuestas y el homenaje que recibió por su desempeño despejan cualquier sospecha en su renuncia.
Más aún con la disposición que manifestó de colaborar con los programas de la entidad y el Gabinete de la Niñez que dirige la primera dama Raquel Arbaje.
En un país donde a los funcionarios les resulta tan difícil renunciar a sus posiciones, la decisión de Morun Solano representa un ejemplo de integridad digno de reconocerse e imitarse.
Renunció por su propio bien, de su familia y por el bien de un Gobierno con el que dijo estar dispuesta a colaborar, pero desde una posición menos absorbente. Eso es ser responsable.