El rector de la Universidad Autónoma de Santo Domingo cumplió con su deber al solicitar la fuerza pública para afrontar los actos de vandalismo perpetrados por estudiantes que ayer atacaron a tiros y pedradas el edificio del Consejo Universitario y colocaron en peligro la integridad física de las autoridades que sesionaban en ese recinto.
Los estatutos de la UASD (artículos 38 y 117) facultan al rector y al Consejo Universitario a requerir auxilio de la Policía en caso de que la seguridad personal de los universitarios y de los bienes de la institución se encuentren en peligro como fue la situación que se presentó por la agresión estudiantil.
Un contingente policial penetró al campus de la Universidad a requerimiento del rector Mateo Aquino Febrillet ante el peligro a que estaban expuestos los miembros del Consejo Universitario en el interior del edificio agredido a pedradas y balazos por estudiantes.
Es claro, pues, que la acción policial no constituye violación alguna al Fuero Universitario ni puede ser comparada con la irrupción de militares y policías al recinto de la UASD hace más de 40 años, porque esta vez fue a requerimiento de sus autoridades.
Además de atacar la sede de la Rectoría, los estudiantes incendiaron una yipeta, destruyeron parcialmente otros vehículos en una jornada de violencia que dejó saldo de varios heridos y destrozos a inmuebles de la UASD, por lo que puede decirse que el pedido de auxilio estuvo más que justificado.
El Consejo Universitario dispuso la expulsión de ocho estudiantes y la suspensión temporal de otros tres por incurrir o promover desórdenes, decisión basada en los principios de autoridad y legitimidad que sirvió de pretexto para desatar esos actos de vandalismo y terror.
A lo que se aspira es a que la Universidad Autónoma recupere su nivel de excelencia académica, que consolide su condición de institución democrática y crítica, conectada con la sociedad por vía del prestigio curricular, la investigación científica y la extensión social, pero tales anhelos no serían posible si el Alma Máter se mantiene secuestrada por grupúsculos que medran en el oportunismo y la mediocridad.
El rector Aquino Febrillet y el Consejo Universitario actuaron responsablemente y apegados al estatuto de esa academia al solicitar el auxilio de la fuerza pública ante los actos de vandalismo perpetrados por estudiantes que pusieron en peligro vidas humanas y bienes de la institución.

