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Ricardo Nieves Nunca ha visto ganar a las Estrellas

Ricardo Nieves Nunca ha visto   ganar a las Estrellas

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Ricardo Nieves es uno de los simpatizantes de las Estrellas Orientales que no ha tenido el placer de ver ganar al equipo.
Nacido en la Sultana del Este, la preferencia de Nieves por la novena del color verde le llega por sus ancestros y la crianza en zonas cercanas a San Pedro de Macorís, en los alrededores de El Seibo, donde su madre se trasladaba para realizar trabajos como modista.
“En ese tiempo las simpatías se dividían entre Licey, Escogido y Águilas, pero en mi casa escuchaba las historias sobre (Alfredo) Chico Conton, Amado Samuel y Bell Arias y ahí surgió mi entusiasmo por las Estrellas”, dice este profesional en diferentes ramas del saber.
Afirma que la cantidad de buenos torpederos petromacorisanos, el amor por el gran béisbol amateur AA que se jugaba en los setenta y los ochenta, los emblemáticos refuerzos Ralph Garr y el gigantesco lanzador James Rodney Richard, así como las conversaciones con Mickey Nazario, le hicieron enamorarse del equipo oriental.
El doctor Nieves, como le conoce la mayoría de quienes le siguen en sus intervenciones en los medios electrónicos, apenas contaba con dos años cuando los paquidermos obtuvieron su última corona el 14 de febrero de 1968.
Próximo a cumplirse 50 años de ese acontecimiento, un trayecto extremadamente largo en un circuito de cuatro, cinco y seis equipos, Nieves por momentos pensó que la mala racha finalizaría, pero circunstancias adversas y, en ocasiones fortuitas, lo han impedido.
“El accidente de los lanzadores (Jim Lewis y Steve Bedrosian) fue un golpe duro para las aspiraciones del conjunto en un campeonato que parecía para las Estrellas”, señala refiriéndose a la temporada de 1982 cuando los dos pitchers cabecera de la rotación sufrieron un accidente automovilístico en el retorno después de eliminar a las Águilas Cibaeñas en la serie semifinal en Santiago.
“Fue frustratorio, un desplome, sabía que sin ellos (Lewis y Bedrosian) era prácticamente imposible ganar y así resultó”, añade sobre la final que terminó 5-1 con el segundo cetro consecutivo de los Leones del Escogido.

Sus compromisos de estudios en 1988 no le permitieron adentrarse en la serie en que los verdes desperdiciaron una ventaja 3-1 frente a los melenudos en un evento pactado al mejor en siete juegos.
Profesional de la medicina, del derecho, del periodismo y de la pedagogía, Nieves señala que la suerte es una categoría histórica y piensa que la misma ha jugado en contra de las Estrellas.
Afirma que como fanático ha vivido las tres etapas, la efervescencia con la ceguera característica de esa fase, la aceptación y la reflexión.
“Quiero ganar, pero ya no me vuelvo loco, ni pierdo el sueño”, admite.
Residente en Bonao por largo tiempo, el doctor ha estado durmiendo con el “enemigo”, pues su esposa Juana Reyes es simpatizante de las Águilas. Sus hijos, tres varones, se inclinaron por el Licey.
“Marvin, Manderson y Lennon (este último honra a John, el gran artista asesinado el 8/12/80 en Nueva York) son del Licey. Ellos crecieron en la generación de los menores (Erick Aybar y Anderson Hernández) y la verdad es que han disfrutado mucho”, dice.
Indica que su familia es solidaria con él cuando los paquidermos están en las finales.
“Ese sentimiento de solidaridad con las Estrellas domina a los fanáticos de los demás equipos que prefieren una victoria verde cuando ellos están fuera de la competencia” reflexiona.
Nieves antes asistía al Tetelo Vargas siempre a los bleachers y en la actualidad va al parque a presenciar algunos juegos de su equipo favorito.
Recuerda entre sus jugadores preferidos a Pedro Hernández, en especial en la temporada que bateó sobre .400. También a Rufino Linares, de quien dice tenía gran estampa, pero brilló más con otros equipos.
Ricardo coincide con los que tienen a Willie Mays en un altar beisbolero y sobre el gran ídolo de los cincuenta y los sesenta afirma: “Mays para mí es el mejor. Por los vídeos que he visto y las estadísticas, nadie como él”.
También muestra gran respeto por las carreras de los inmortales Roberto Clemente y Juan Marichal y confiesa su simpatía por Miguel Tejada.
En la pelota local su número uno le hizo sufrir mucho y se refiere a Miguel Diloné, de quien asegura que “terminé amándolo”.
Sus compromisos profesionales, comparecer diariamente a distintos espacios de la radio y la televisión, la cátedra universitaria, escuchar las quejas de personas de diferentes estratos sociales que le visitan en la Z 101 y dedicar tiempo a la familia, no impiden que se mantenga informado sobre las hazañas de los jugadores en las Grandes Ligas, especialmente de sus compatriotas.
“He sido simpatizante de los Dodgers por los dominicanos que estuvieron allí como Pedro Guerrero, también de Toronto y siempre he sido un anti Yankee y más cuando Pedro (Martínez) estuvo con Boston”, comenta Nieves.
Como otros fanáticos orientales, el doctor Nieves no se vuelve loco cuando las Estrellas pierden, pero lo haría si en el 2018 finaliza la sequía.

UN APUNTE

Con el estoicismo oriental

Con el estoicismo que acompaña a los parciales de la enseña verde, este hombre de conocimientos enciclopédicos y con dominio de cuatro lenguas (español, alemán, latin y francés) manifiesta que ha seguido las tragedias perdedoras, pero que en la estación actual se ha sentido satisfecho porque el club ha presentado un grupo competente.

UN APUNTE

Cree falta Marcos Mateo
El doctor Nieves piensa que el cerrador Marcos Mateo, dueño del récord de salvados (21) en una campaña en la pelota local, sería una pieza importante en el conjunto para formar una gran pareja con Wirfin Obispo. No obstante, cree que el conjunto de las Estrellas cuenta con un buen personal para conquistar la corona. Mateo no jugó en el 2016-17.

 

 

Rolando Guante

Columnista especializado en béisbol, baloncesto y voleibol con más 30 años de experiencia, escritor de Reporte de las Mayores en El Nacional. Orgullosamente de Haina.