Euclides Gutiérrez Félix

Bien por Danilo

y (III)

El proyecto de Ley que había presentado el Presidente de la República ante el Poder Legislativo fue aprobado y convertido en “Ley que establece un régimen especial para personas nacidas en el territorio nacional inscritas irregularmente en el registro civil dominicano y sobre naturalización”, decisión que es una expresión soberana del Estado dominicano y que tiene la aprobación de la mayoría absoluta, casi unánime de todos los sectores representativos del pueblo dominicano, excepto de los que persiguen de manera permanente y continua el figureo en los medios de comunicación, aunque la mayoría de las veces solamente expresan absurdos e incongruencias, tomando como punto de partida juicios que no tienen en realidad ningún sentido, ni en orden histórico, jurídico, ni social. Muchos por no decir la totalidad de quienes así actúan son no solamente instrumentos, sino peones de las fuerzas internacionales que tienen como objetivo la desaparición del Estado dominicano para unificar nuestro pueblo con el conglomerado haitiano.

Ese proyecto calificado por el autor de esta columna como un plan perverso, atrevido y lesivo, profundamente lesivo a la soberanía de nuestra nación podrá amainar pero no desaparecer y la prueba más evidente es el pronunciamiento inmediato por un organismo de las Naciones Unidas que hizo público no estar de acuerdo con la disposición del gobierno dominicano y que solamente lo que persigue es no aceptar ninguna decisión que pueda entorpecer las aviesas intenciones que han puesto en práctica en el orden internacional, de una maquinación, que hace mas de 25 años denunciamos en diferentes entrevistas en medios de comunicación, televisivos y radiales; y en muchos artículos que hemos publicado en diferentes periódicos del país.

Ahora suponemos que muchos de los que no creían en esas intenciones de los enemigos de la independencia y la soberanía de nuestro pueblo, habrán cambiado de opinión al ver con la claridad que se ha hecho pública la maniobra irrespetuosa, a la que se suman las actividades de los dominicanos traidores a la Patria, irrespetando el esfuerzo viril, admirable y firme que hemos hecho los dominicanos desde la génesis misma del nacimiento de la nación que convirtieron en República y Estado independiente Juan Pablo Duarte y sus compañeros, aquel día memorable el 27 de febrero de 1844 y que ratificaron después en una lección inigualable en la historia de América iniciada aquel 16 de agosto de 1863 en el Cerro de Capotillo cuando arriaron la bandera española e izaron la bandera tricolor que concibió Juan Pablo Duarte.

¡Bien por Danilo! Los dominicanos no olvidaremos nunca la responsabilidad, valentía y entereza de tu comportamiento, propio, muy propio de un discípulo de Juan Bosch y de un militante político que ha sabido actuar con la prudencia, la discreción y determinación como presidente de la República, haciéndote acreedor, justamente merecido, de nuestro respeto y de un aplauso estruendoso, como se deben saludar los actos y la conducta como presidente de la República.