Editorial

 Sacos rotos

<P> Sacos rotos</P>

Nunca ha sido posible que  Gobierno, liderazgo político y sector productivo establezcan consenso en torno  a la causa  principal  del déficit  fiscal, si es  el gasto público excesivo como alegan unos, o  el bajo nivel de ingresos, como postulan otros. Es posible que  ambos factores sean  por igual causales decisivos, pero es menester  que se señale con precisión la responsabilidad de cada  cual.

El mentado  Presupuesto Complementario, enviado por el Poder Ejecutivo al Congreso, es más bien un proyecto de modificación presupuestaria, en razón de que no presenta  superávit,  sino  déficit, dado que los ingresos han sido inferiores  a lo estimado, en por lo menos 51 mil millones de pesos, por lo que sería conveniente  establecer si ese faltante ha sido por exceso de gastos o por reducción de entradas.

La discusión en torno al dispendio del gasto que se atribuye al Gobierno sería harina de otro costal, frente  a lo que  aflora en el proyecto de Presupuesto Complementario bajo estudio de una comisión bicameral,  porque en esa pieza  se revela  un drama recurrente en torno a las transferencias presupuestarias  al subsector eléctrico y al Banco Central.

Lo que se transfiere  a esas instituciones para  disminuir  el déficit  cuasi fiscal y el que agobia las operaciones de la Corporación de Empresas Eléctricas Estatales (CDEEE), ascienden a 53 mil 362 millones de pesos, suma  mayor que el presupuesto que puede ejecutar  el Ministerio de Educación.

 Para que se tenga una idea de lo que aquí se señala, vale decir que solo en el mes de junio  hay que transferir desde el Presupuesto Nacional a la  CDEEE la suma de  cuatro mil 722 millones de pesos, cantidad  casi igual a la partida asignada al Ministerio de Relaciones Exteriores para  el 2012, ascendente a  cuatro mil 937 millones.

A más de los 250 millones de dólares consignados en la Ley de Gastos para  conjurar déficit del subsector eléctrico, el Poder Ejecutivo envió al Congreso una ley de bonos por 500 millones de dólares para  completar US$750 millones, a sabiendas todos de que  a final de año se requerirá  otra partida de cien o 200 millones de dólares para ese monstruo de siete cabezas.

La Ley de Capitalización del Banco Central tiene carácter  ascendente en los aportes para  reducir  el déficit  cuasifiscal, por lo que para  el 2013 serán 30 mil millones y para el 2014 36 mil millones y así sucesivamente hasta  conjurarlo en un periodo de diez años.

Esas transferencias  a Bancentral y CDEEE se reputan como  gastos corrientes y por consiguiente son factores  determinantes  en el crónico déficit fiscal, por lo que, cuando se hable de dispendio debería mencionarse  los más de 53 mil millones  que este año van a parar desde el Presupuesto General del Estado a verdaderos sacos rotos.

El Nacional

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