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Salvaje atropello

Salvaje atropello

Luis Manuel Báez

Es imposible comprender y mucho menos aceptar que el imperio de la ley, el orden y la convivencia pueda ser atropellado, y no por un ciudadano al que quizás en cierto modo cabría disculpar por su ignorancia, sino precisamente por alguien a quien los votantes le confirieron una posición en la que le correspondería actuar como guía y modelo para la sociedad.

Al elegir a sus legisladores los votantes esperan no ser defraudados con actuaciones bochornosas, escándalos y actos de violencia, pues la misión de diputados y senadores es hacer las leyes y actuar como contrapeso del Poder Ejecutivo.

Cuando un legislador se aparta de esos objetivos fundamentales y en su lugar se dedica a la agitación y a promover pedreas, además de atropellar con insultos a una autoridad llamada a preservar el orden, desnaturaliza su función, traspasa los límites de la razón y viola leyes.

Esa es la penosa situación en que desde ya hace algún tiempo ha caído el diputado Pedro Botello con su frenética e irracional lucha para el logro de una finalidad a todas luces trastornadora como sería disponer del 30 por ciento de los fondos de pensiones para entregarlos a los trabajadores suspendidos por efectos de la pandemia.

El sabe muy bien, porque de tonto o despistado ni tiene un pelo, que se trata de algo realmente descabellado, una verdadera locura, pues expertos en materia laboral, economistas, sindicalistas y empresarios han advertido con contundentes argumentos, el grave problema que se crearía para la economía si se acogerse la propuesta de este alegre diputado.

La única coherencia que ha mantenido Botello y por demás inadmisible por el mal ejemplo que representa, es con su vocación a la violencia tanto física como verbal. El más reciente episodio ocurrió en una manifestación frente al Palacio Nacional donde atropelló repetidamente a un soldado con insultos.

Ante todo este odioso y deslucido espectáculo, mucha gente ha comenzado a preguntarse sin obtener respuesta: “es que no hay autoridades ni leyes que pueden contener a este incontrolable que no respeta a nadie ni a nada”.

Por: Luis Manuel Báez

tonygonzalez20@gmail.com

El Nacional

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