Editorial

 Se hace tarde

 Se hace tarde

Al ingresar hoy en su primera semana completa de labores y con sólo tres días  en rol de inquilino del Palacio Nacional, al presidente Danilo Medina ya se le hace tarde para iniciar la ingente tarea de concertar un  pacto fiscal, el primero de los tres grandes acuerdos sociales, políticos  y económicos en los cuales aspira a sustentar su ejercicio de gobierno.

El presidente Medina ha convocado a un “Gran Pacto Social” para poder sacar de la pobreza a un millón 500 mil dominicanos y generar 400 mil  empleos dignos, así como mantener un crecimiento económico superior al 4.5% del Producto Interno Bruto, gran iniciativa  concertadora que procura  alcanzar acuerdos sectoriales  en los ámbitos fiscal, educativo y eléctrico.

Como es lógico, el Presidente colocó el proyecto de reforma fiscal como la primera gestión concertadora de su gobierno, en razón de que  ese pacto tributario es esencial para  poder sustentar su ambicioso programa de transformaciones  sociales  para lo que se requiere una combinación de reducción  del gasto público superfluo e incremento de las recaudaciones.

Es previsible que en torno  al proyecto de reforma  fiscal integral se crucen posiciones divergentes entre  Gobierno y sector privado y que también la clase media y sectores de menores ingresos  peguen el grito al cielo  cuando se intente agregar más carga tributaria sobre  sus hombros.

Sectores productivos, acostumbrados a llorar con el buche lleno, advertirán que la economía se irá por despeñadero si  le reducen aunque sea un centavo en sus cuotas de los  casi 120 mil millones de pesos anuales  de gastos tributarios que  se convierten en  exoneraciones y exenciones fiscales.

Es probable que el Impuesto a la Transferencia de Bienes industrializados (Itebis) se convierta  en pieza angular en una discusión sobre reforma fiscal, por lo que  sectores influyentes  procurarían  que, por vía de aritmética tributaria, los consumidores carguen con parte los 74 mil millones de pesos que el Gobierno les ha exonerado por ese concepto y que desearía recuperar.

Cualquiera que sea el escenario de confrontación o de concertación en torno  al proyecto de reforma fiscal, es menester que  la discusión comience cuanto antes, pues  el Gobierno está  en obligación de  enviar al Congreso a más tardar en  octubre el Proyecto de Presupuesto General del Estado correspondiente a 2013, cuyos recursos y provisiones  deben sustentarse en la nueva reforma.

Lo mejor sería que  esta misma semana el Presidente y su  equipo económico inicien gestiones con quienes serán los intervinientes en esta crucial jornada de concertación hacia un nuevo modelo tributario. Conviene que quien tenga lágrimas profundas comience a llorar temprano.

El Nacional

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