Editorial

 Sin evidencias

 Sin evidencias

Alguna información o evidencia relevante deben  tener el ministro de Interior y el jefe de la Policía que avalen  su  denuncia  de que República Dominicana es objeto  de una campaña de descrédito impulsada por organizaciones nacionales e internacionales  cuyos nombres los denunciantes no revelan.

El ministro José Ramón Fadul admite no poder identificar a las entidades que  supuestamente  pretenden dañar la imagen del país, pero alega que  en  esa campaña se usan temas relacionados por violaciones de derechos humanos por parte de la Policía Nacional.

No es común que  el ministro Fadul y el jefe policial, mayor general José Armando Polanco Gómez, convoquen a una rueda de prensa para denunciar que  instituciones nativas y foráneas se han confabulado  en una campaña de descrédito contra la  República, denuncia muy grave con  escaso fardo probatorio.

Si bien la Policía no es el órgano usado   para reprimir a la población por motivos políticos ni tampoco constituye  un ente  desde donde se planifica y ejecutan  violaciones a derechos  ciudadanos, debe admitirse que en esa institución todavía  anida gente  vinculada  al crimen y que perpetra  abusos contra ciudadanos.

Se reconoce  el esfuerzo de la  actual jefatura policial por evitar que sus miembros infrinjan la ley y modernizar la institución de acuerdo a los parámetros de  auxiliar del Ministerio Público y guardián del orden público, pero sus autoridades, incluido al ministro de Interior, deben admitir que todavía padece  de  serias debilidades  que deben ser corregidas.

Es menester resaltar que  durante el proceso de modernización y depuración de la Policía han sido expulsados  más de diez mil  miembros en los últimos cuatro anos, señal de voluntad política de adecentarla y colocarla a la vanguardia en la protección de los derechos humanos.

La mejor  forma de proteger al país ante la supuesta campaña de descrédito denunciada por el ministro de Interior y el jefe de la Policía sería que los propios denunciantes y  el Gobierno  aceleren el proceso de modernización de la institución  y creen las condiciones  materiales y de ley para que  en  ese cuerpo  no se aniden delincuentes.

Se acoge con preocupación la señalada denuncia, pero se  hace constar que  carece de  suficientes  evidencias y que la mejor forma de anular  sus efectos de descrédito es que la Policía nunca se aparte de su obligación de respetar los derechos  ciudadanos y prevenir y perseguir la comisión de crímenes y delitos.

El Nacional

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