Editorial

Sin reparo

Sin reparo

Sin reparar en incongruencias como la de los precios del petróleo, que no era la única, el Congreso sancionó  el presupuesto complementario por 71 mil millones de pesos y la emisión de 500 millones de dólares para el sector eléctrico sometidos por el presidente Leonel Fernández para conjurar el déficit fiscal acrecentado por el proceso electoral. Convertidos en la ley, al Ejecutivo no le quedaba más opción que promulgarlo.

Muchas partidas, como los 300 millones de pesos asignados al propio Poder Legislativo, podrían encontrar alguna forma de justificarse, por cuestionadas que sean y aunque su única razón sea el gasto. Al margen de incrementar un endeudamiento alto y preocupante, el préstamo para pagar a los generadores tiene otras implicaciones que los congresistas debieron examinar si su interés fuera la nación y no las ambiciones de poder.

Resulta, según economistas como Miguel Ceara Hatton, que el precio promedio que el Gobierno utilizó para calcular el barril de petróleo en el presupuesto de este año fue de 107 dólares el barril a una tasa de cambio del 40 por 1. Sin embargo, aunque la cotización promedio no excedió de los 88 dólares ni el dólar había pasado del 39 por 1 en los primeros cinco meses los bonos para el sector eléctrico se sustentaron en el alza de los precios del crudo.

Salvo la farsa a que se redujo el escarceo sobre algunos capítulos, los congresistas volvieron a abjurar de sus funciones con una suerte de visto bueno que representa la indiferencia de sectores que apenas dijeron esta boca es mía. El presupuesto complementario marcó, en definitiva, otra estocada a la institucionalidad bajo un régimen que se ufana de su moderna Constitución y sus leyes.

Terror

Al no estar relacionada con el terrorismo las autoridades estadounidenses suelen no encontrar sentido a matanzas tan conmovedoras como la protagonizada por un individuo el viernes en una sala de cine de Aurora, Denver, durante el estreno de la nueva película de Batman, “The dark night rises”.

Por el ataque, que costó la vida a 12 personas y dejó más de 50 heridos, fue detenido James Holmes, de 24 años, quien después de arrojar un gas desconocido a la sala comenzó a disparar contra la concurrencia. El episodio es típico de películas, pero también muy recurrente en Estados Unidos.

La primera hipótesis que siempre se baraja es la del terrorismo. Sin embargo, Estados Unidos debe también mirar a sus entrañas, que es de donde salen sujetos que protagonizan esas muertes que las autoridades suelen llamar “sin sentido”. La secuela de locuras lamentables y luctuosas  es para entender que algo muy grave perturba a la sociedad norteamericana.

El Nacional

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