Las muertes a manos de desconocidos de un teniente pensionado de la Policía y de un motoconchista, ocurridas en las últimas horas en El Almirante y en Boca Chica, son dos de los muchos crímenes de estos días que exacerban la incertidumbre en que la inseguridad ha sumido a la población durante el año que agoniza.
Todavía haya bajado la criminalidad como resultado del patrullaje policial, los repudiables asesinatos de Ramón Antonio Liranzo y Félix Cuevas acentúan la nota sangrienta que ha costado la vida, en hechos delictivos, a personas de todos los estratos sociales. Sin hablar de asaltos, feminicidios y suicidios, 2011 cierra dejando una estela luctuosa.
Muertes como las del teniente pensionado, abatido a balazos para despojarlo de un revólver calibre 38, y la del motoconchista, a quien le infirieron una puñalada para quitarle su motocicleta, indican que la seguridad ciudadana todavía está muy lejos del nivel que proclaman las autoridades.
Pero también que la respuesta para combatir la criminalidad y la delincuencia no se circunscribe única y exclusivamente a un incremento del patrullaje, sino que son necesarias medidas de corte social que tienen que ver con el empleo, la justicia y la educación.
Los 17 mil agentes que según el jefe de la Policía patrullan las calles como parte del programa Navidad segura no pueden evitar que la criminalidad y la delincuencia hagan de las suyas, con todo y que la gente ha puesto de su parte para preservar su integridad y pertenencias.
La muerte del teniente pensionado, de 44 años de edad, es más dolorosa al saberse que era una persona querida en el sector y que se proponía celebrar el séptimo cumpleaños de su hijo más pequeño. Lo interceptaron y acribillaron, sin reparar en que se trataba de un padre de familia, cuando llegaba a su residencia sólo para despojarlo de un revólver.
La misma falta de piedad se manifestó con la muerte de Cuevas, de 28 años, a quien le infligieron una estocada en el cuello para despojarlo del motor en que trabajaba para mantener a su familia. El deplorable homicidio ocurrió en la avenida Costa Blanca, de Los Tanquecitos, en Andrés, Boca Chica.
Dado que las muertes no pudieron evitarse, se espera por lo menos que los homicidas sean capturados y traducidos a los tribunales. Pero no ha de perderse de vista que la criminalidad y la delincuencia no han cesado, sino que se mantienen al acecho para sus mortales zarpazos. Y también que el patrullaje es importante, pero no suficiente para preservar la seguridad y el orden.

