Fuentes de trabajo, medios de producción y un clima estable propicio para la inversión y el turismo. Así la gente se mueve de un lado a otro, con todo el deseo de progresar, produciendo, vendiendo y consumiendo. Con lo cual la economía se mantiene activa, creciente y dinámica.
Es lo que viene ocurriendo en la administración del presidente Luís Abinader y el PRM. Los indicadores económicos hablan de un crecimiento sostenido del 5%, expresado en una población entusiasta que cada día más se integra a los procesos productivos. En el notable incremento de la inversión y el turismo, en fin.
Así que se trata de la calidad de vida de todos y las justas aspiraciones de una nueva generación que se integra también con entusiasmo a la maquinaria productiva.
Es el norte de las ejecutorias del presente gobierno, que pone fin a las prácticas corruptas y degradantes de pasadas administración. Esas que, por supuesto, forman parte de un pasado al que el pueblo dominicano ha renunciado, definitivamente.
Esto es sobre un país rescatado, ahora consciente de que la política individualista con tendencias caudillistas -cuasi primitivas- es cosa del pasado. Un país que confía en estadista como Abinader, que, con sus ejecutorias, pone por delante el bienestar y el futuro de su país.
Superado así el viejo esquema de dirigentes que se creían -e insisten en creerse-, irremplazables, cuya imagen erigieron a costa de los fondos públicos.
Ahora, afortunadamente, se trata de todo país, nos alegar reiterar convencidos de una irrefutable responsabilidad. No es sobre un partido y un puñado de dirigentes. De ahí que el Presidente, su partido el PRM y el reato de sus dirigentes y militantes trabajen, antes que nada, por y para el país.