Estados Unidos enciende más la alarma sobre la crisis alrededor de Ucrania al poner en alerta elevada a 8,500 soldados, mientras la Unión Europa también se alista para intervenir ante cualquier acción militar de Rusia en la zona. Washington también pidió a sus ciudadanos abandonar Ucrania y que se abstengan de visitar a Rusia.
Pero no obstante las tensiones que se han creado con la amenaza del presidente ruso Vladimir Putin a su vecina Ucrania se da por descontado que no correrá la sangre. De hecho el presidente ucranio Volodymyr Zelenky ha descartado al menos por ahora una invasión a su territorio. Pero la inquietud se dispara cuando se pasa de la amenaza de sanciones económicas, que Putin ha ignorado, a poner en alerta a soldados.
El conflicto, que tiene que ver con el interés de Putin de limitar la influencia de occidente en la zona, ha tenido sus efectos negativos en la producción de bienes y servicios. El alza del petróleo y de los precios de los alimentos ha sido relacionada con las tensiones derivadas de la movilización de tropas rusas en la frontera con Ucrania.
Tras la anexión de Crimea, Putin ha mantenido una ofensiva para consolidar su poder en la zona. Sin embargo, el presidente estadounidense Joe Biden, la Unión Europea e Inglaterra se han constituido en un bloque para contener la expansión del poderío ruso. Como después de la guerra fría no se había visto una confrontación de tal envergadura, las preocupaciones son válidas, aunque no corra la sangre.
