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Talleres a la intemperie contaminan el ambiente en la capital

Talleres a la intemperie contaminan el ambiente en la capital

En la actualidad el tema del calentamiento global y el efecto de invernadero forman parte de la agenda de los países industrializados por su importancia para la conservación de nuestro planeta; sin embargo en el Gran Santo Domingo, se ha ido convirtiendo poco a poco en un gigantesco taller donde se construye y se repara de todo, al aire libre, sin pensar en el medio ambiente ni en las personas habitan las áreas donde funcionan.

Al recorrer la ciudad sin importar el sector, calle o avenida; podemos notar que sus aceras, áreas verdes y hasta debajo de árboles y puentes, están siendo usado como talleres para la construcción de múltiples productos, para la reparación de vehículos, de estufas, neveras, lavadoras etc., que son pulidos y pintados a cielo abierto sin tomar en cuenta los riesgo de los productos químicos que son lanzados al suelo y espacio aéreo.

Millones de partículas contaminantes son lanzadas al aire a cada instante por estos talleres que principalmente pintan, pulen y sueldan sin ningún tipo de protección, ni para ellos, ni para el entorno en áreas residenciales, de negocios o en lugares concurrido por personas, afectando de manera directa su salud.

“La práctica de pintar al aire libre afecta al medio ambiente, porque los componentes que contiene la pintura son altamente peligrosos y cuando se dispersan en el aire su destino final puede ser, la tierra, el agua o el aire, contaminando dicho medio”, expresó José Andrés Rodríguez, encargado del Departamento de Calidad del Aire, en el Ministerio de Medio Ambiente.

“Por su composición las pinturas tienen pigmentos orgánicos e inorgánicos en forma de sales que le dan el color. Estas sales en su gran mayoría tienen en su núcleo metales pesados que son tóxicos y nocivos para las personas y el medio ambiente y pueden llegar a los diferentes medio”, agregó el especialista.

Quizás lo que más llama la atención es que siendo los ayuntamientos los responsables de dar los permisos para el uso del suelo, y el Ministerio de Medio Ambiente y Recursos Naturales, el encargado de otorgar las autorizaciones de instalación, operación y funcionamiento, estos talleres puedan trabajar en cualquier lugar, cualquier día y a cualquier hora sin que ninguna autoridad asuma su responsabilidad.

El Ministerio de Medio Ambiente tiene un departamento encargado de frenar todo tipo de violaciones que se cometan en contra de la flora y fauna en zonas urbanas como rurales, pero solo actúa cuando hay denuncias que sustente la violación ambiental.

Los impactos a la salud podrán depender del tiempo de exposición en las zonas afectadas. A corto plazo existe la posibilidad de que se manifieste en algunos individuos principalmente niños con síntomas de afectación en la vía respiratoria, que podrían derivar en asma, laringitis, estornudos, tos, náuseas y fatiga.

A largo plazo puede afectar a un nivel crónico y ocasionar lesión en algunos órganos, como cáncer, por exposición prolongada. Lo más preocupante es que miles de personas visitan anualmente los centros médicos con síntomas derivados de la contaminación por plomo, sin saber si quiera las causas reales.

Tanto el uso de pintura como aerosoles al aire libre, puede afectar no solo nuestra fauna, sino también, los alimentos que consumimos, ya que estos contaminantes pueden tener un tiempo de residencia en el aire de horas y hasta de días, y finalmente pueden caer, en árboles, ríos, lagos, y hasta en los víveres, legumbres, frutas y alimentos (frituras, sándwich, empanadas) que compramos diariamente en las calles.

El uso indiscriminado de áreas verdes y espacios públicos o privados al aire libre para pintar y restaura vehículos y electrodoméstico, a si como para la fabricación de productos de hierro o madera ocasionan un daño irreparable a todo el entorno, que luego pasa a la atmósfera dañando la capa de ozono.

Otros tipos

El uso de pulidoras, máquinas de soldar, martillos y otras herramientas, así como el amontonamiento de chatarras y desperdicios sólidos, agregan dos tipos más de contaminación al ambiente: La contaminación sónica o acústica que se origina cuando se usan herramientas o artefactos que producen ruidos que afecten a las personas innecesariamente, en determinadas áreas.

Y la contaminación visual, que se refiere al abuso de ciertos elementos no arquitectónicos que alteran la estética, y la imagen del paisaje ya sea urbano o rural, pero que además generan en muchas ocasiones, una sobre estimulación visual agresiva, invasiva y simultánea, que nos afecta emocionalmente.

Jurisprudencia

El 12 de agosto del 2015 la Fiscalía de Santo Domingo, en un hecho sin precedentes en la jurisprudencia dominicana, condenó a la pena máxima al propietario y el administrador de un taller de desabolladura y pintura de Alma Rosa I, tras ser hallados culpables de contaminación sónica y atmosférica.

Juan Bautista Fernández Vólquez, propietario del taller “El Papá de las Fibras”, y su administrador Dogani Fernández Núñez, fueron condenados a la pena máxima sobre la materia, consistente en tres años de prisión, y al pago de 100 salarios mínimos y 600 mil pesos de indemnización para las víctimas de sus actividades ilícitas.

El tribunal también dispuso el cierre definitivo del negocio. La sentencia fue dictada por el Primer Tribunal Colegiado de la Jurisdicción Penal de la provincia Santo Domingo, que encontró méritos a las imputaciones contra la pareja.

El proceso fue fallado tres años después de que vecinos del taller “El Papá de las Fibras” denunciaron a las autoridades del Ministerio Público y de la alcaldía de Santo Domingo Este, que eran afectados por los ruidos y los gases que se producían en ese establecimiento.

El Nacional

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