Al expirar la regulación migratoria conocida como “Titulo 42”, que permitió la expulsión inmediata durante la pandemia de 1,7 millones de indocumentados que intentaron ingresar a Estados Unidos, decenas de miles de migrantes vuelven a congregarse en esos pasos fronterizos para solicitar asilo humanitario.
Se estima que unas 150 mil personas provenientes de Centroamérica, Venezuela, Haití y otras naciones, bregan por ser entrevistados por autoridades de Migración en los diferentes puntos de la frontera sur entre México y Estados Unidos.
Ese tumulto migratorio prevalecerá por mucho tiempo a pesar del ingente esfuerzo que emprende Washington en la instalación de oficinas migratorias en terceros países que recibirían solicitudes de asilo de migrantes sin que sea necesario marchar en caravana hacia la frontera México-estadounidense.
El agregado de Aduanas y Protección Fronteriza de la embajada de Estados Unidos, Jonathan Mardo, ha advertido que los dominicanos no están incluidos dentro del programa de permisos temporales que otorgarÁ 30 mil visas a inmigrantes de Haití, Venezuela, Nicaragua y Cuba.
El Titulo 42, promulgado por el presidente Donald Trump en marzo de 2020, expiró este miércoles mediante un levantamiento expedido por los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades, en razón de que fue aplicado con motivo de la pandemia de la covid-19.
Se cuentan por centenares los dominicanos que han emprendido la peligrosa aventura de pretender arribar a Estados Unidos por la frontera con México, por lo que la advertencia de Mardo debería desalentar ese tipo de temeridad que ha conllevado la muerte de muchos jóvenes atraídos por esa fantasía.
Las 30 mil visas ofrecidas a haitianos, cubanos, venezolanos y nicaragüenses se agotarán antes de que pestañe un pollo, por lo que el remedio al drama migratorio debería ser que Estados Unidos y la comunidad internacional tiendan puentes de diálogo político y cooperación económica con esas naciones.
A los dominicanos les corresponde desechar toda forma de desesperanza, confiar en sus propias capacidades de avanzar y prosperar, sin escatimar sacrificios y sin dejarse seducir por fantasiosos cuentos de camino, como el que incita a intentar arribar a Estados Unidos a través de vías ilegales y peligrosas.