Inconsolable dolor causa la tragedia acaecida en Santiago donde siete personas fallecieron, cinco integrantes de una misma familia, al chocar contra un árbol la camioneta en que viajaban por la avenida 27 de Febrero.
El dato más relevante que ofrecen las autoridades es que el vehículo que transportaba a ocho personas que retornaban de una fiesta de cumpleaños transitaba a 140 kilómetros por hora y al llegar a una zona de curva el conductor perdió el control y se produjo el accidente fatal, del que sólo sobrevivió una joven que sufrió fracturas y golpes diversos.
La desgracia se produjo a las 5:00 de la madrugada del domingo cuando el grupo se dirigía a la zona del Monumento a los Héroes de la Restauración donde comerían en uno de los restaurantes del lugar, por lo que Defensa Civil y Autoridad Metropolitana de Transporte presumen que el conductor no conocía el trazo de curva en la avenida o habría ingerido excesiva cantidad de alcohol.
Tragedia como la que consterna hoy a Santiago deberían motivar a las autoridades a enfatizar en programas preventivos en avenidas y carreteras, especialmente durante los fines de semana para evitar que se violen los límites de velocidad, bajo efectos del alcohol o que se transgreda cualquier disposición del tránsito.
Si, como se ha dicho, la camioneta viajaba a 140 kilómetros por horas en una avenida de Santiago, entonces hay razones para reclamar que se adopten todas las medidas para impedir que se repita tan dolorosa tragedia.

