Editorial

Tregua

Tregua

Lo aconsejable sería que Gobierno y oposición declaren una tregua en sus afanes electorales, antes de que la población la asuma por sí misma y los deje solos con sus discursos y cantaletas. El presidente Danilo Medina, quien aspira a ser reelecto, encabezó dos manifestaciones durante el fin de semana, por lo que sería de justicia reservar fechas similares para los partidos de la oposición, pero se corre el riesgo de que la parranda le gane a la política.

La verdad es que nunca hay tregua política, por lo que a lo que se aspira es a que candidatos y partidos adecúen su discurso y praxis electoral a la temporada navideña, de manera que lo que se diga y lo que se hace esté siempre vinculado con la alegría, solidaridad y sentido cristiano.

En estos días la gente no quiere malas noticias ni manipulaciones de ningún tipo, lo que obliga al liderazgo político a adecuar acciones y palabrerías a un tiempo de paz y conciliación ciudadana, lo que significa decir lo bueno que haría cada quien sin mencionar lo malo que hace el adversario.

Se sabe que el Gobierno y el partido oficial distribuirán miles de canastas navideñas entre sus partidarios y relacionados, un gesto que, en menor nivel, debería imitar la oposición para que uno y otros disputen espacio de solidaridad en vez de adversidad.
En estos tiempos, la población requiere y demanda de las autoridades y de los partidos expresiones de afecto, amor y no de odio ni confrontación, lo que obliga al liderazgo político a convertirse en venteros de buenas nuevas, sin predecir que el fin del mundo será mañana.

Se requiere que en las tres semanas restantes del año, entre en receso el debate político, económico y social, para dar paso a reflexiones colectivas sobre hacia donde deben marchar la familia y la nación en 2016, sin que la arenga oficial ni la retórica partidaria contaminen ese propósito ciudadano.

El pedido de una tregua navideña debería ser atendido cuanto antes por el Gobierno y la oposición, que deberían saber que la ciudadanía no aguardará mucho tiempo por una respuesta a su reclamo de cese al fuego, antes de que se escuche al unísono el grito de “¡fiesta y mañana gallo!”.

El Nacional

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