Carta de los Lectores Opinión

Un abuso de ADP

Un abuso de ADP

Como un abuso cruel podríamos definir los paros sectorizados de docencia que realiza la Asociación dominicana de Profesores en Santiago de los Caballeros por un pliego de demandas laborales. Ya lo dijo un representante de esa filial “estamos haciendo lo que sabemos hacer” refiriéndose al primer día sin clases para los alumnos.

Hay que ser hasta indolente para estarles quitando uno de los dos días de clases semanal que tienen los estudiantes de manera presencial debido a los efectos de la Covid 19, y en medio de esto iniciar un periodo de lucha en demandas laborales.

Ya es tiempo de que el sindicato de los docentes reflexione y modifique el tren de lucha que practica desde sus primeros años de vida hasta hoy. Debiera asumir un procedimiento metodológico diferente a la huelga para presionar al patrono por determinadas demandas.

Esa es la vía mas rápida y segura para arrebatar conquistas al patrono, pero es la más injusta, máxime en la circunstancia que atravesamos donde los estudiantes llevan dos años lectivos traumáticos y accidentados, con logros incompletos, cuyos efectos perjudiciales se reflejaran en su futuro personal y académico.

Cuan una convicción del sindicato, de sus dirigentes y sus seguidores, prima hoy el mismo método que cuando el salario no daba para comer, mientras el de ahora da para comer y para montarse.

Nos resulta irracional pensar que la dirigencia de ADP no sepa que la huelga es el último recurso aplicable en una lucha laboral. Parece el “hobby” más preciado de ese gremio, del cual presumimos que no apuntan sus hijos en las escuelas de los hijos de nadie, con la debilidad de que un pleito con ellos es como el del huevo y la piedra, si fuese el caso de alumnos, padres y maestros, lo que impide que estudiantes y padres se expresen y accionen con liberad y con derecho.

Si el Ministerio de Educación ha incumplido con algún compromiso con los educadores y con el hábitat escolar, lo censuramos, pero censuramos con mayor dureza que se abuse de manera tan cruel con los estudiantes, que en vez de darles y hasta aumentarles el chin de pan del saber que les suministra el Estado, sean precisamente los maestros que se lo diezmen, antes, durante o después de la pandemia, pues necesitamos discípulos más pensantes, activos, constructivos, críticos y bien formados en los saberes y en valores humanos y que posean el don de gente.

Por: Lic. Santiago Martínez

El Nacional

La Voz de Todos