Semana

Una más por las navidades

Una más por las navidades

Las navidades se han constituido en un solo día, perdón, casi dos. 24 amanecer 25.

Después de transcurrido el 24, la cena de Nochebuena, se le puede preguntar a cualquier transeúnte y a la nostalgia personal frente al espejo: “¿Pero es qué ya sé fue”? Pues sí, se fue o las fueron, pero como quiera me encanta el ir y venir de las gentes afanadas, ansiosas, digamos que felices porque, si tomamos en cuenta estos calentones de los meses anteriores, con lo refrescante de los días navideños, donde se puede dormir, ¿tranquilo? No llego a tanto, pero con cierta calidad en el sueño, en un país donde ya no se sueña, sino es para los números del loto y el despertar sudoroso.

Se sueña para el loto, para un cargo político, todavía para un viaje, para hacerse rico de un golpe, sin tránsito, sin trabajar mucho (perdón, la creencia popular dice que nadie se hace rico trabajando).

Mal están los que no sueñan ni despiertos ni dormidos, ¿Fue qué les robaron los sueños?

Después cualquiera dirá: “Ahorita llega enero y a la misma vaina”.

Pero lo interesante es que los gastos que se incurrieron en Navidad se les han añadido, unos días antes, los del viernes Negro, Amarillo, que vale por todos los anteriores para el consumo desmedido de cosas que no se sabe a ciencia cierta si en verdad van a servir.

Hay que vivir para el asombro por encima de todas las expectativas, que a este país nunca le faltan.
Pues sí, las navidades tardan más en llegar que irse.

Trescientos y tantos días para llegar y un día se van, sino fuera por el clima…Reitero, Las navidades se han constituido en un solo día.

El Año Nuevo ya no es Navidad, digo yo, aunque se viva de cualquier cosa que dé para comer y pagar servicios.

En este que viene hay elecciones. Dos elecciones para elegir y reelegir una caterva de intérpretes y caza sueños, que los únicos que salen premiados son los números de ellos, pues juegan, de los 100 números, 99. Así cualquiera tiene suerte.

No podemos hacer otra cosa que entender esos dos procesos que tienen más fuerza que diez navidades juntas. No quiero ser pesimista sino realista a la manera criolla.

Es que nuestro país ha cambiado tanto respecto a eventos que, tampoco no es que eran una cosa del otro mundo, exceptuando las elecciones, Semana Santa, días festivos, los religiosos, que casi somos zombis, no es porque no estemos la mitad muertos, sino que vivir forma parte de luchar, aunque con quien se luche sea más grande que uno y tenga mejor técnica, que es la realidad.

Respecto a las elecciones, a comprar y vender se ha dicho.

Todo el que se vende sabe por qué lo hace y el que compra, no necesariamente tiene que tener cuartos, sino que puede pagar con convencer a otro de algo que dizque no había pensado.

Ay, las navidades de antaño, de la otrora ingenuidad del dominicano, donde una manzana se partía en veinte tiras para diez de la familia, abuelas y abuelos y uno que otro vecino.

Ya no, uno solo se puede comer las que les dé la gana. Lo mismo se puede decir del pollo asado, de la libra de puerco y la media libra de uvas. Las fundas y cajitas de Balaguer y de la Cruzada de Amor (hermoso nombre al igual que La fuerza del pueblo), ahora las de Danilo, las de Leonel y cuando viene a ver los dueños del partido reformistas oficial, PRM y PRD.

Todo para los pobres ricos políticos criollos y amen. De todo esto lo más que me encanta es la palabra esperanza del pueblo dominicano, ni con la lámpara de Diógenes se encuentra, que es lo mejor que se merece, hasta que no aprendamos a pensar mejor lo que hacemos respecto a nuestros políticos, religiosos, hombres empresas, pequeños empresarios, periodistas y hombres de letras.

No quiero decirlo, pero la realidad me obliga: “Ahorita es Año Nuevo y la misma vaina”, pero como quiera, ¡Felices Pascuas! Dejemos al año que viene que traiga lo que quiera, lo vamos a enfrentar.

El Nacional

Es la voz de los que no tienen voz y representa los intereses de aquellos que aportan y trabajan por edificar una gran nación