Consideran que las denuncias también se han convertido en un grave problema de seguridad para las mujeres que acuden ante las autoridades
LUSBANIA SANTOS
lusbaniasantos@gmail.com
SANTIAGO.- Que se denuncien los hechos de violencia, que se haga del conocimiento de las autoridades judiciales para frenar la situación, es la alternativa con la que más de uno coincide, sin embargo, hay quienes ven en estas denuncias un atentado para sus vidas y alegan que “el proceso parecería ir a favor del victimario en lugar de salvaguardar a la víctima”.
Y sin ninguna intención de promover el hecho de que aquellas sobrevivientes a escenas de violencia intrafamiliar oculten su realidad, se trata de llamar la atención a la situación a que deben enfrentarse quienes tratando de denunciar un hecho de maltrato físico o psicológico y a esperas de una solución contundente que mejore su calidad de vida se encuentran expuestas a que en el largo proceso de investigación alguien decida terminar con sus vidas y la denuncia culmine en tragedia.
En visita a la Unidad de atención a víctimas de violencia intrafamiliar y sexual en esta ciudad se pudo constatar la cantidad de mujeres que asisten en busca de ayuda a este lugar.
Allí, llegan a denunciar el drama que viven en sus casas y así empieza el proceso hasta esperar la orden para que se aprese al victimario.
Sin embargo, en aquella salita de espera, donde van una y otra vez, la inconformidad y el cansancio no tardan en salir a relucir.
Expresiones como “ese hombre a cada rato me amenaza y le dice a mi hijo que le va a hacer lo mismo que a mí” son algunas de las que delatan el riesgo al que se exponen estas mujeres que en su mayoría confiesan haberse resistido a denunciar el hecho por temor a la represalia.
Y es que mientras el caso se investiga, quienes amenazan de muerte se encuentran sueltos en las calles y quienes denuncian no en todos los casos son protegidas por alguna institución que vele por su seguridad una vez terminan de poner la denuncia.
Vuelven a sus casas, quizás al mismo ambiente donde se encuentra el agresor, ese que conoce que “te están investigando, que ya puse la querella en tu contra y en cualquier momento vienen a apresarte”.
Una situación de absoluto riesgo del que deberían ocuparse de manera absoluta las autoridades judiciales y es que ellas denuncian, pero mientras se les da vuelta al asunto, entre una cita y otra, se necesita de una institución que asuma la responsabilidad de las que toman el riesgo de denunciar un hecho de violencia mientras aquel que las amenaza de muerte sigue suelto en las calles.
Sin embargo, la Magistrada Gladisleyni Núñez de la Unidad de atención a víctimas de violencia intrafamiliar y sexual informó que en el país existen dos hogares de refugio que acogen a las mujeres que se encuentran en condiciones de riesgo. Una para la Región Norte y otro en Santo Domingo.
Pero, con tantos casos de denuncias de violencia intrafamiliar un solo centro en esta región no resulta suficiente para dar asistencia a todas las denunciantes como lo confirmó Núñez.
A estos hogares de refugio son enviadas las mujeres que una vez son eva