Editorial

Vandalismo

Vandalismo

La destrucción de propiedades públicas o privadas constituye una acción delictuosa penada por la ley, por lo que los ciudadano no pueden  incurrir  en ese tipo de violación al Código al  amparo de  ninguna justificación, menos bajo el pretexto de que  no quieren o no pueden pagar por el uso o consumo de un servicio.

Es por eso que se condena con vehemencia la destrucción de medidores de energía eléctrica  emprendida por vecinos del barrio Cristo Rey, de la capital, que  rehúsan  que la empresa Edesur cuantifique  cantidad y valor de la electricidad consumida.  Es ese un acto vandálico que las autoridades están  en deber de impedir.

A usuarios del servicio eléctrico les asiste el derecho a protestar si consideran que el valor que pretende cobrar la compañía suplidora es excesivo o si  aspiran a que el Gobierno aumente el subsidio de casi mil millones de dólares  anuales  que otorga al subsector eléctrico para cubrir déficits  financieros que confrontan las  distribuidoras de electricidad.

A lo que no tienen derecho ni razón esos ciudadanos ni nadie es a pretender  que se les otorgue el servicio de manera gratuita o a destruir los medidores de electricidad para impedir el cobro o pago por lo consumido, ni aun bajo el alegato de que  los ingresos familiares no alcanzan para tanto.

En vez de  incurrir en actos vandálicos para no pagar por el consumo de  energía eléctrica, los residentes en Cristo Rey deberían reclamar al Gobierno que aplique políticas públicas que generen más empleos para que cada quien pueda cumplir con su obligación de  cubrir sus gastos por ese servicio y otros no menos esenciales.

El final anticipado del Acuerdo Stand by con el Fondo Monetario Internacional ha sido causado por la negativa del Gobierno a incrementar el precio de la tarifa eléctrica como reclama ese gendarme que parte del criterio de que todo el mundo debe pagar por la energía consumida, por lo que resulta un contrasentido y un absurdo que  los ciudadanos peleen por  obtener un servicio gratis.

Cristo Rey es una barriada de gente de  larga tradición  de laboriosidad y civilidad que no merece ser presentada por una minoría como comarca de irracionales que incurren en  actos de vandalismo para  impedir que una empresa cobre mucho o poco por  el servicio que presta de buena fe.

Al exhortar a los dirigentes comunitarios de Cristo Rey a dialogar con la empresa suplidora de electricidad lo relativo a precio y consumo de la energía eléctrica, se condena  la destrucción de medidores de electricidad en esa barriada y se reclama que los actores o mandantes de tal desenfreno sean  sometidos a la justicia.

El Nacional

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