El licenciado Danilo Medina Sánchez se convierte desde hoy en presidente electo de la República, al obtener el Partido de la Liberación (PLD) y fuerzas aliadas más del 51 por ciento de los votos válidos computados en unas elecciones definidas como fiesta de la democracia, aunque sus cómputos fueron objetados por el Partido Revolucionario (PRD) que alcanzó más del 46 por ciento de los sufragios.

Como ha sido ya sana costumbre hubo una concurrencia mayoritaria y ordenada a las urnas en soberbia demostración de civismo que por sí solo ayuda a consolidar a una todavía endeble democracia, sin que se impute al ciudadano ordinario ninguna infracción cuyo propósito fuese bloquear o anular la voluntad del voto.

La magnitud de los incidentes reportados, incluidos denuncias sobre compra de sufragios, aunque condenables, no produjo alteración significativa en los resultados electorales que favorecieron a la candidatura presentada por el partido oficial.

El ingeniero Hipólito Mejía Domínguez fue un digno competidor, cuya candidatura aportó al PRD el mayor porcentaje de votos alcanzados en las últimas tres elecciones, a pesar de que ese partido no ha podido superar la enfermedad de la división que le afecta desde hace años.

Los cómputos finales de esas votaciones tendrán una y mil lecturas políticas, pero se resalta que a pesar de su triunfo, el PLD sufrió un pronunciado descenso en la preferencia electoral lo que obliga a ese partido a revisar una deteriorada relación con el votante, en tanto que el PRD tendrá que aprender la lección de que en política, dividir es igual a restar.

A Danilo Medina le corresponde la ingente tarea de unificar a una sociedad hoy fragmentada en torno a un proyecto de nación que podría sustentarse en la Estrategia Nacional de Desarrollo, una ley con rango constitucional que ordena al Gobierno a formular pactos sociales de largo alcance, especialmente para afrontar las crisis educativa, eléctrica y fiscal.

En su renovado papel de oposición, el PRD tendrá frente al nuevo gobierno que incrementar su cuota de propuestas y recesar la confrontación, a sabiendas de que la población apreciaría que cuando se trate de impulsar una agenda nacional, las principales fuerzas políticas recreen un tipo de unidad en la diversidad.

Incidentes como la clausura de medios electrónicos, del digital elsiglo21.com y la detención de su gerente general José Angel Gómez para investigarlo sobre un supuesto sabotaje de las redes de la JCE son episodios inquietantes, que en modo alguno pueden pasar inadvertidos, y que son dignos de aclararse.