Los políticos que asumen el poder en América Latina lo hacen con grandes desafíos. Además de crisis económica, grandes desigualdades, corrupción y problemas de seguridad tienen, como el caso de México, la violencia como uno de sus principales retos.
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Aunque sea una política experimentada, que ha salido airosa de las diferentes posiciones que ha desempeñado, incluyendo la alcaldía de la capital, la presidenta electa de México, Claudia Sheinbaum, tiene en la criminalidad el que parece su principal desafío, sin relegar otros no menos perturbadores, como la pobreza.
En la misma campaña electoral varios candidatos fueron asesinados en medio de la espiral de violencia promovida por pandillas y con la particularidad de que es motorizada por el negocio de las drogas. Sheinbaum no la tiene nada fácil en una nación que, por demás, es tan machista.