Editorial

Violencia y odio

Violencia y odio

El asesinato de Juan de los Santos, alcalde de Santo Domingo Este, perpetrado por un ingeniero amigo suyo, que también asesinó a su guardaespaldas y luego se suicidó, consterna grandemente a la sociedad dominicana, atribulada por un inusitado incremento de la violencia irracional.

De los Santos, quien era miembro del Comité Político del Partido de la Liberación Dominicana (PLD), fue ultimado a balazos por Luis Esmerlin Féliz Féliz, contra quien se dice se había incoado una demanda en pago de deuda, mientras laboraba en su oficina de la Federación de Municipios, de la cual era su presidente.

Ha sido una tragedia generada por la irracionalidad, flagelo muy extendido hoy en el seno de una sociedad que ha sido incapaz de ofrecer remedio preventivo a la enfermedad social del desenfreno que perturba con aterradora frecuencia a ciudadanos embriagados de violencia que desprecian la vida de sus semejantes.

A causa de esa desgracia, tres familias se enlutan y la colectividad pierde a un gran emprendedor, que a pesar de su juventud ya tenía acumulada una extensa carrera de éxitos en el ejercicio de las actividades política y empresarial, y que con su trabajo al frente de la alcaldía de Santo Domingo Este supo granjearse aprecio y admiración de sus conciudadanos.

Duele saber que una persona en plenitud de vida sea abatida a balazos junto al encargado de su seguridad, por un individuo en arrebato de locura, como si la existencia humana no tuviera ninguna significación, por lo que se señala que tan triste episodio constituye una lección aterradora para todo el gentilicio nacional.

Son muchos los asesinatos y homicidios causados por violencia irracional, incluidos los de gente que mata a otra por discusiones tan simples como las provocadas por roces entre dos vehículos, ocupación de un estacionamiento o por una jugada de dominó, ominosa señal de descomposición social.

Una sociedad con el alma lacerada por el infausto suceso en el que resultó muerto el alcalde de Santo Domingo Este, un guardaespaldas y su victimario, está compelida a producir un alto en el camino para revisarse a sí misma e identificar el virus que causa tanta violencia y muerte.

Al expresar congoja por la muerte trágica de Juan de los Santos y el sargento Alcides de Jesús Medina (Archie), El Nacional transmite también sentimiento de pesar a sus familiares, al tiempo que formula votos para que todos los ciudadanos aúnen esfuerzos para frenar tan preocupante espiral de irracionalidad, violencia y odio.

El Nacional

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