Movimiento interiorista (y 3)
E n 1984, el escritor Andrés L. Mateo publicó un pequeño libro titulado “Los Manifiestos literarios de la República Dominicana”, de apenas 81 páginas, que como sugiere el título consiste en una recopilación de los documentos doctrinales de todos los movimientos literarios en nuestro país.
El movimiento interiorista ha publicado siete antologías, la primera de las cuales apareció en 1992, y llegó acompañada de un marco teórico que incluía la declaración de principios del movimiento. A esos libros han seguido otros que amplían los conceptos sobre los que se afirma la Poética Interior.
El que nos tocó presentar en agosto pasado, desde el título entraña un reconocimiento a Bruno Rosario Candelier, por su esfuerzo, su tenacidad y su dedicación a la creación del Ateneo Insular, órgano sustentador de la estética interiorista. Desde el título digo, porque la preposición /de/, así usada denota pertenencia.
Por esta publicación hemos de asegurarnos de algunos detalles que se tornan caracterizaciones de la Poética Interior. Cito en primer lugar la perdurabilidad: ningún movimiento de esta naturaleza, en nuestro país, ha logrado permanecer el tiempo que lleva de funcionamiento constante el Ateneo Insular.
Vale citar la fortaleza teórica del interiorismo, es decir que se trata de una poética basada en el principio griego del Logos aplicado a la realidad actual para el logro de la renovación poética.
Eso, apoyado por otras acciones, ha permitido la repercusión del interiorismo en el exterior con la presencia de voces poéticas tan firmes como Teodoro Rubio, Carmen Riaza Molina, José Nicás, Nicole
Dalton, Odón Betanzos, Juan Miguel Domínguez Prieto, Gonzalo Melgar, José Félix Olalla, María del Carmen Soler, y otros tantos autores que en Hispanoamérica y en España se han integrado a este movimiento.
En la Poética Interior se palpa una relación directa entre los postulados teóricos y la obra de los autores que militan en el movimiento, sobre todo los poetas. Es decir, los interioristas postulan una doctrina literaria y crean sus obras en base a esas proposiciones.
No obstante el acogimiento de una poética exigente, los poetasinterioristas disfrutan de plena libertad creativa. Por igual, llama poderosamente la atención la encomiable afinidad conceptual que predomina entre los seguidores de esta filosofía poética.
Para terminar, una cita de Guillermo Pérez Castillo sobre los rasgos de la escritura interiorista:
“Reivindicación del ser; imágenes prolongadas, densas y no siempre claras; temas abstractos que facilitan el lirismo; heterogeneidad de planteamientos interiores, uso de voces abstractas; la inconformidad,la muerte como misterio y la soledad como temas socorridos; posturaevocadora; ocultismo y clarividencia”.