Opinión

Voces y ecos

Voces y ecos

Rafael Peralta Romero

Vargas Llosa y el Cardenal

 

En diciembre de 2013, el escritor Mario Vargas Llosa pidió públicamente al papa Francisco la destitución del arzobispo metropolitano de Santo Domingo, a quien acusó de apoyar “leyes racistas que privan de la nacionalidad dominicana a cerca de 200.000 dominicanos por ser hijos o descendientes de haitianos”.

Para entonces, monseñor Nicolás de Jesús López Rodríguez sobrepasaba con tres años la edad canónica para el retiro de los obispos. Informes confidenciales indican que el sumo pontífice habló con el prelado y tomó en cuenta que éste esperaba una vivienda –en construcción- para alojarse cuando abandone la residencia arzobispal.

“Quédate ahí”, le habría dicho el Papa –Jorge Mario Bergogilio- a López Rodríguez, con quien bastante había compartido en reuniones del colegio cardenalicio. De manera que el resoplo del novelista peruano-español pudo contribuir a extender a cinco años el tiempo extra del estigmatizado arzobispo al frente de la Arquidiócesis. Cesará el 10 de septiembre.

Quizá sea coincidencia que nueve días después el gobierno dominicano entregará a Vargas Llosa el Premio de Literatura Pedro Henríquez Ureña, dotado de 25 mil dólares y destinado a reconocer, por su trayectoria, a un autor hispanoamericano. Ese acto debió ocurrir en el pasado abril, pero hubo de ser pospuesto, dadas las circunstancias.

El homenaje se efectuará en el marco de la XIX Feria Internacional del Libro que se inaugurará el 19 de septiembre. La ceremonia será regida por el presidente de la República, Danilo Medina, de cuyas manos recibirá Jorge Mario Vargas Llosa el galardón. Voceros autorizados del gobierno criticaron duramente el otorgamiento del premio.

Por ejemplo, el ministro de la Presidencia, Gustavo Montalvo, deploró la elección de Vargas Llosa y la juzgó inapropiada, porque el novelista, dijo, “en momentos en que la República Dominicana se defendía de una campaña internacional en su contra, realizó pronunciamientos agresivos y falaces sobre las leyes y su aplicación en el país”.

El ministro de Cultura, José Antonio Rodríguez, debió sufrir estoicamente la cadena de críticas a la decisión. Mostró madurez y templanza. La Feria del Libro y la entrega del premio estaban, como cada año, previstas para el 23 de abril, aniversario de la muerte de Miguel de Cervantes. Por conveniencia política fue cambiada para septiembre.

Pasaron las elecciones del 15 de mayo, bajaron las aguas de la protesta, monseñor López Rodríguez será entonces arzobispo emérito y ya no habrá temor de juntarlo con Vargas Llosa. El tocayo del Papa estará sonriente y seguro, para su bien ni se enterará de posibles intentos de repudio. Tal vez hasta se anime a buscar una “Conversación en la catedral”.

El Nacional

Es la voz de los que no tienen voz y representa los intereses de aquellos que aportan y trabajan por edificar una gran nación