No queda de otra que respaldar con entusiasmo y responsabilidad la realización a partir de hoy del Décimo Censo Nacional de Población y Familia, que no debería ser objeto de ningún tipo de boicot directo o encubierto por tratarse de una iniciativa destinada a actualizar el perfil estadístico del gentilicio dominicano.

Desde el litoral oficial se incurre en gravísimo error al plantear un escenario de posible fracaso del censo para culpar de antemano a la oposición.

Lo mismo puede decirse de voceros políticos opositores que abiertamente apuestan a que las encuestas no logren su cometido o que colocan obstáculos para justificar un posible revés, como si el incumplimiento del cometido no constituye una pérdida para todos los sectores para la nación en sentido general.

Se requiere que en cada hogar permanezca al menos una persona adulta que pueda recibir a los empadronadores debidamente identificados y responder a las preguntas insertas en un cuestionario.

No se conoce otro país del mundo donde la realización de un censo nacional se convierta en piedra de controversia política, ni siquiera técnica o en el cual desde el gobierno se adelanta un posible fracaso y desde la oposición se apuesta para que ocurra.

Se insiste en la necesidad de que la ciudadanía ofrezca total y absoluto respaldo al censo nacional, en el entendido de que es un compromiso de todos, por el bien del país.