César Mella
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¿Quieres ser rico?
Me he sentido abrumado por la cantidad de amigos y de pacientes que me ponen el tema de “lo duro que está la cosa”, refiriéndose a las amarguras económicas que afectan a los llamados sectores medios de la población.
Me he refugiado en los libros que sobre la riqueza y el éxito han escrito Mario Borghino y Donald Trump y de ahí he extraído parte de los consejos y reflexiones que ellos han formulado:
“Nos acostumbramos a comprar cosas que no necesitamos, con el dinero que no tenemos, para impresionar a personas que no conocemos”.
“Ser una persona austera en gastos es como la piedra angular con que se construirá la riqueza”.
“Si usted maneja inteligentemente su tarjeta de crédito usará el dinero de los bancos para su beneficio”.
“Es una tristeza ver que millones de seres humanos salen todos los días a trabajar por algo que no saben administrar”.
“La mayoría de las riquezas provienen de invertir, sistemáticamente, pequeños montos”.
“La razón por la cual la mayoría no obtiene lo que desea es porque no tiene claro lo que quiere”.
“No hay nada más común que toparse con un inteligente pobre”.
Estas generalizaciones pierden de vista las luchas de las clases sociales, la lógica del capitalismo, la explotación, la corrupción, el narcotráfico y todo un conjunto de factores que en nuestros países distorsionan la economía y restan oportunidades a los ahorradores y trabajadores y abren las puertas al trepador, al negociante evasor de impuestos y al mafioso.
Se ha llegado a decir que “la mayoría de los millonarios de hoy son de la primera generación y que cada vez son menos los que heredan fortunas”; pero, los que afirman esto, se olvidan de que la politocracia genera mecanismos de complicidades en la movilidad social con impunidad, que coloca al lado a alguien “que le dieron un buen cargo” por un lado y, por el otro, a un hombre serio que tiene 20 años entre el ahorro de pequeñas sumas con mucho esfuerzo y el pago de intereses bancarios, muchas veces leoninos.
En estos días y a pesar de todo, hay que promover el ahorro, evitar el derroche y tener patrones de consumo inteligentes.
A los que le entregan una tarjeta de crédito y un carro a un chico de quince años, sepan que están firmando un acta de defunción.
Cierro con una frase del famoso Oscar Wilde: “Sólo hay una clase de personas que piensan más en el dinero que los ricos, y esos son los pobres”…
