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Invasión EU de 1965 buscaba impedir Bosch regresara del exilio

Invasión  EU de 1965  buscaba impedir  Bosch  regresara del exilio

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El 28 de abril de 1965 tropas de infantería de marina de los Estados Unidos desembarcaron en territorio dominicano. El objetivo real, cierto y expreso era impedir que Juan Bosch, exiliado en Puerto Rico, territorio estadounidense, regresara triunfador en hombros del pueblo a la Presidencia. Se inició entonces un episodio sin precedentes en la historia de América.

Bajo el liderato de jóvenes oficiales de las Fuerzas armadas, encabezadas por el coronel Francisco Caamaño Deñó y un numeroso sector de soldados y policías, la mayoría del pueblo se enfrentó a los invasores, combatiendo con la firmeza, arrojo y valentía que históricamente ha demostrado nuestro pueblo, actor solitario de su historia.

Juan Bosch, el patriota, como símbolo viviente civil de ese movimiento restaurador de la constitucionalidad, agigantó su figura defendiendo la soberanía y la dignidad de la nación dominicana. A sus gestiones y autoridad política en el campo internacional, se debe que ese proceso culminara, en términos de pérdidas de vidas y otros valores, sin consecuencias mayores.

Meses después, en 1966, impuesto un gobierno a la conveniencia de los intereses imperiales de los Estados Unidos, Bosch marchó a España, en autoexilio, lugar donde se dedicó, en el género de ensayo, a producir dos obras de extraordinaria importancia: Composición Social Dominicana y De Cristóbal Colón a Fidel Castro: El Caribe, frontera imperial. La primera de ellas tiene más de treinta ediciones que la convierten en el libro más editado de la República y es utilizado como texto y consulta en universidades y academias dominicanas y de otros países y constituye una interpretación sociológica de nuestra historia de apreciable valor pedagógico.

De Cristóbal Colón a Fidel Castro: El Caribe: frontera imperial, debemos apuntar lo siguiente: Como síntesis de la historia del Caribe no existe un texto similar. Algunos autores habían escrito sobre diferentes episodios de esta región, que ha jugado un papel importante en la historia del continente americano y del mundo.

Ella fue escenario durante largo tiempo de las guerras que por el control, explotación y monopolio de las riquezas de las colonias libraron la burguesía europea contra España y al mismo tiempo el escenario en que se formaron y combatieron las armadas de Inglaterra, Holanda y Francia, que sirvió como fuente de producción para el nacimiento, crecimiento y desarrollo de esas burguesías.

Discípulo de Hostos, patriota antillano, latinoamericano, de singular sensibilidad humana, Bosch hace una síntesis de esa etapa del Caribe, ligándola al proceso del nacimiento de las actuales sociedades caribeñas.
Desde su primer capítulo el lector queda aprisionado en la magia de la descripción del autor, de su prosa directa, para narrar los hechos y expresar sus ideas, por los cuales se entiende todo lo que dice, señala o analiza, objetivo, pedagógico, verdadera intención que guía al autor porque quiere ratificar, como maestro, que la historia de estos pueblos es una en términos políticos; que revela y obliga a aceptar, que el destino del Caribe es un destino común. Obra por sí sola, aseguramos nosotros, que bastaría para llenar de gloria a cualquier autor.

Independientemente de la belleza del género y del papel jugado por Bosch en términos nacionales e internacionales como escritor de ficción, maestros clásicos de esos géneros como Quiroga, Chejov, Maupassant, Kipling, Andersen o Andreyev, para quien escribe ha servido mejor a su pueblo y a los latinoamericanos, porque hizo del cuento, la narración y la novela un medio de denuncia de las injusticias sociales.

Pero donde la obra de Bosch adquiere dimensión extraordinaria y trascendencia profunda hemos señalado en otras ocasiones, revolucionaria, innovadora, definitiva, es en el momento en el que se decidió a emprender, cargado de lauros y reconocimientos, el camino que lo lleva al terreno de los ensayos, biografías, historia y política, porque con esa decisión abrió el camino de la esperanza, la educación y los conocimientos en los sectores populares.

La innumerable cantidad de obras escritas en esas perspectivas hacen de este maestro primero de la literatura y luego de la política un ejemplo sin precedentes en la historia dominicana y, por qué no, en la de otros pueblos de América. Después de la publicación de numerosos ensayos y obras históricas y políticas Bosch, el patriota, escritor, líder y maestro, se convirtió en la figura más señera de los teóricos políticos americanos, más allá, muy lejos, a nuestro criterio, de José Carlos Mariátegui, fundador de la revista Amauta y autor de Siete ensayos sobre la realidad peruana; marcando notable diferencia en la profundidad y objetividad de sus análisis y teorías con Víctor Raúl Haya de la Torre, político peruano, de quien hemos hablado con anterioridad, quien escribió dos obras de relevante importancia “Por la emancipación de América Latina” y “el antiimperialismo y el APRA”.

Abandonó las filas del PRD, partido al que llevó, triunfador, frente a muchas adversidades, al gobierno de la nación, porque consideró que esa organización política había jugado su papel como expresión de patriotismo, desarrollo y progreso, en beneficio del pueblo.

Fundó, en diciembre de 1973, el Partido de la Liberación Dominicana, en decisión y gesto de valor cívico que no tiene antecedentes en la vida de otros pueblos, no sólo de América sino del mundo; organización que hoy gobierna la nación y que auspicia desde la presidencia de la República, eventos como la III Feria Internacional del Libro.

Como conclusión debemos reiterar: en el selecto grupo de los grandes maestros dominicanos, Eugenio María de Hostos, padre del sistema educativo nacional, Salomé Ureña, Ercilia Pepín y Pedro Henríquez Ureña, en términos nacionales y considerando las diferencias y los escenarios del oficio, Juan Bosch es el único de renombre universal, autor de obras traducida a más de quince idiomas, y dialectos, que sirven como libros de textos, de consulta y auxiliares de la enseñanza secundaria universitaria.

Por la valiente vocación de servicio a su pueblo y a otros pueblos el mundo y el genio de su obra literaria y política, lo ubicamos, sin temor, sin vacilaciones en justo reconocimiento, sin importarnos las mezquindad de otros, y con el respeto a las nobles figuras de la enseñanza que hemos señalado, en el lugar inmediatamente después del gran maestro antillano, conciencia inolvidable de un dramático momento de los pueblos caribeños: Eugenio María de Hostos, Juan Bosch, Salomé Ureña, Ercilia Pepín y Pedro

Henríquez Ureña

Este hombre, de incuestionable valor cívico, firme e intransigente en sus posiciones de principios, no ha sido infalible en el ejercicio de su vida política; pero en el balance final de su conducta y de su forma de proceder, son más los éxitos y los aciertos que los errores.

Así es también en términos humanos: las virtudes personales y sus cualidades políticas han pesado más que sus datos; más aún que la vanidad congénita y propia de aquellos que tienen su talento y estatura. Juan Bosch es la más grande figura intelectual que ha dado el pueblo dominicano en toda su historia.

Y su relevante aporte a las letras nacionales y americanas lo han convertido en una gloria viviente, maestro de dos generaciones de escritores, cuentistas, novelistas, ensayistas, periodistas, historiadores y políticos, entre los cuales se destacan las más sobresalientes personalidades de su patria y de América Latina.

Su conducta como patriota, escritor, líder y maestro, lo han convertido en un símbolo, una bandera, de la dignidad nacional y un ejemplo que debe ser seguido por las generaciones presentes y futuras de la nuestra y otras patrias: Juan Bosch es el Presidente Moral de República Dominicana.

El Nacional

La Voz de Todos