Nadie en su sano juicio desea que la Junta Central Electoral pierda el equilibrio necesario que ha de existir en todo certamen electoral.

Todo lo contrario, tanto las organizaciones políticas de la oposición como la sociedad civil, precisamente, lo que le están solicitando a los honorables jueces de la Junta, de cara a los próximos comicios, es mucha prudencia y la suficiente transparencia a los fines de despejar todo tipo de duda que ponga en entredicho sus actuaciones como árbitros oficiales. De lo que se trata es de ganar confianza.

Ello así por la amarga experiencia vivida el pasado 6 de octubre del año 2019 en contra de uno de actores del proceso y sus seguidores. Tan evidente y rechazada fue esa perversa acción que todavía existe la percepción generalizada en todos los estamentos de la sociedad dominicana de que hubo un proceso de primarias a todas luces viciado con la traviesa intención de favorecer al hoy candidato del Palacio.

Estamos a menos de un mes para la realización de nuevos comicios electorales en nuestro país. Y prácticamente la Junta Central Electoral no supo o no quiso darle respuestas a los requerimientos que, con todo su derecho, le hizo en su momento el doctor Leonel Fernández. Igual camino recorrió Participación Ciudadana, organización no partidista, que poco caso le hicieron.

La Junta, como órgano comicial, está en la obligación de encender la luz de la verdad sin temerles a los políticos sin ética que pudiesen estar tramando nuevamente actos diabólicos desde rincones oscuros.