Opinión

A rajatabla

A rajatabla

El Partido de Bosch.-

Juan Bosch fundó un partido para transformar a la sociedad, pero sabía que su posible composición sería un reflejo fiel de la sociedad que se pretendía cambiar, por lo que emprendió la tarea de sembrar en cada militante una nueva conciencia o visión del medio social y de su dinámica histórica.

La educación política fue la sustentación ideológica, organizativa y programática del nuevo partido, cuya plataforma estaría garantizada por una severa disciplina que debía nacer de la misma conciencia política que desarrollarían los militantes.

Al tiempo que sometía a los miembros del partido a un intenso programa de formación basado en la unificación de criterios alrededor de 21 folletos que abarcaban todas las disciplinas humanísticas, Bosch también emprendió un ambicioso proyecto de educar políticamente al pueblo.

Fue así, como don Juan creó el periódico Vanguardia del Pueblo, que sería el instrumento de educación y organización del pueblo, que definía como “el ejercito”, que debía dirigir un dirigente bien formado, “valiente, consiente y disciplinado”.

Un conjunto de sus principales obras sobre historia, sociología, geopolítica y economía fue el andamiaje sobre el que se sustentó el nuevo partido y su propuesta de liberación nacional, tales como “Composición social dominicana”, “Crisis de la democracia de América en República Dominicana” y el “El Pentagonismo, sustituto del Imperialismo”.

Bosch no fundó un partido de naturaleza marxista, ni leninista, aunque la metodología del análisis se sustentaba en el marxismo y algunos rasgos organizativos fueron quizás tomados del partido Bolchevique. El nuevo partido era de auténticas raíces dominicanas y duartianas, impregnado de un sólido internacionalismo.

Como no se trataba de un partido marxista, leninista ni maoísta, no tendría una ideología basada en la dictadura del proletariado, sociedad sin clase o sustentado en la supremacía del campesinado.

Por fuerza de la realidad, era un partido de la pequeña burguesía, que propugnaba por la conformación de una clase gobernante, que obviamente debía ser la burguesía.

Para consolidar una clase burguesa se requeriría de un proletariado o clase trabajadora fortalecida en sí y para sí, lo que, por consiguiente generaría el escenario de contradicción social que llevaría al socialismo, o al menos a un estadio de bienestar social o Estado Social de Derecho.

Los propósitos estratégicos de ese partido fueron resumidos por Bosch en la promesa de “de completar la obra de Juan Pablo Duarte”, que nada tiene que ver con promoción de intereses personales o grupales, sino con el compromiso de forjar una férrea unidad partidaria para consolidar la soberanía y liberar a nuestro pueblo de la miseria y la explotación.