Opinión

A rajatabla

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 Ciudadanía corporativa

En el programa Gobierno Corporativo que ofrece la Universidad de Yale compartimos experiencias sobre el rol de la empresa privada en el marco de la economía mundial, donde ya son consideradas como entes sociales y políticos y no sólo agentes económicos, por lo que sería saludable precisar cuál debe ser su papel en la coyuntura presente de República Dominicana.

David Bach, vicedecano y profesor de la Escuela de Negocios de Yale, director del Yale Center de Beijing y la Red Global que aglutina a 29 escuelas para ejecutivos en Estados Unidos, ha señalado que “para sobresalir las empresas deben comprender el contexto social, político, normativo y cultural en el que operan”.

El profesor Norman Bartczak, de las Universidades de Columbia, Harvard y de Yale, uno de los más prestigiosos consultores sobre finanzas y negocios corporativos en Estados Unidos, presentó reportes financieros de empresas que incurrieron en mala gestión o “descarados fraudes”, que deben servir como señales de alerta a las instituciones reguladoras y judiciales.

Valió la pena abrevar en las conferencias presentadas por los profesores Peter Schott, sobre las perspectivas de crecimiento e integración de América Latina; de Olav Sorenson, quien trató sobre los directorios empresariales, y Laura DeNardis, profesora de derecho de Yale, sobre ciberseguridad y gestión empresarial.

La profesora Zoe Chance, que antes de trabajar en Yale comercializó un segmento de US$200 millones de la marca Barbie Mattel, trató sobre liderazgo empresarial, y Jason Dana, sobre ética en los negocios, organización y responsabilidad social.

El doctor ToddCort, (Ph.D, Universidad de Colorado), presentó un estudio sobre 170 compañías a nivel mundial, de las cuales el 37% no tenían una alineación entre los riesgos que se identificaron sobre sostenibilidad y los divulgados en las presentaciones legales de las empresas.

El crecimiento de la economía y la expansión de los negocios obliga al sector empresarial a replantear su desempeño, con el fin de superar el limitado rol de agentes de negocios, para vincularse con su entorno político y social, en una regla de juego basada en responsabilidad y sostenibilidad social, legalidad, transparencia, ética, competencia y eficiencia.

De lo que se habla hoy es de una “nueva ciudadanía corporativa”, que pone de relieve la complejidad de la demanda y del interés social, temas que se perciben como que nada tienen que ver con los negocios, pero que su abordaje reduce riesgos y evita descalabro económico reputacional.

En vez de manipulación del mercado y de los grupos de poder, lo que se aconseja es que las empresas amplíen sus programas de responsabilidad social y que interactúen con los estamentos sociales o grupos de intereses. Esa es la nueva ciudadanía corporativa. Volveré sobre el tema.