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Abinader y la patria

Abinader y la patria

Hugo A. Ysalguez

Debido a la inacción de la comunidad internacional respecto a la profunda crisis que sacude Haití, el presidente Luis Abinader, ordenó la deportación masiva de 10 mil ilegales del vecino país cada semana, protegiendo así nuestro territorio y la soberanía nacional de intrusos que tienen una cultura, tradiciones y lengua distintas a los dominicanos, levantando ghettos en muchos lugares, y cometiendo crímenes y delitos que ocasionan inseguridad y desasosiego a familias dominicanas.

La disposición del jefe de Estado, es un acto que lo enaltece y reafirma su vocación nacionalista, invocada en foros extranjeros, enarbolando el principio de que no habrá solución al caos y la anarquía de Haití, partiendo del uso de nuestro territorio, y en virtud de que sus clamores no fueron escuchados y no se tomó, aun tímidamente, una salida a la convulsión del país más pobre del continente americano, no le quedó otro camino que expulsar a los extranjeros que viven en forma irregular.

Un grupo de haitianos agrupados en un movimiento denominado Desconocido, plantó una minúscula manifestación frente al Palacio Nacional, reclamando el otorgamiento de la nacionalidad dominicana, sin exhibir la bandera dominicana, faltando el respeto a la figura presidencial al pronunciar denuestos e improperios que caen en transgresiones a leyes del país, y por vía de consecuencia son pasibles de ser sometidos a la justicia.

Muchas ONG y organismos internacionales salen en defensa de los haitianos ilegales, alegando que son apátridas y merecen ser registrados en las oficialías del Estado Civil, desconociendo que la Constitución de Haití establece con claridad precisa que los hijos de haitianos preservan la nacionalidad de su país en cualquier lugar que nazcan, tratando de ignorar que la falta de identidad se debe que no existe un registro civil en el vecino país, que los pueda dotar de una documentación.

Todos sectores que inciden en la vida pública, principalmente los partidos políticos, apartándose del sectarismo, deben unirse y apoyar al presidente Abinader en esta jornada patriótica, cuyo único interés es salvaguardar a la República de funestos planes furtivos de fuerzas exógenas que viven conspirando contra nuestra soberanía, un legado de los patricios y de Gregorio Luperón.

Hasta hoy se han deportado más de nueve mil haitianos en redadas a nivel nacional, donde participan los institutos castrenses y la dirección de Migración, en una tarea que llenará de gloria al presidente Abinader, que nunca ha aceptado los planes de instalar campos de refugiados, prohijados por la ONU y potencias mundiales ni tampoco ha accedido a negociar la nacionalidad dominicana.