Opinión

Aclamación soberana

Aclamación soberana

Leandro Guzmán
andor314@yahoo.com

La necesidad de ampliar el período presidencial de cuatro a seis años se acrecienta cada día, sobre todo porque al presidente Medina apenas le quedan dos años de gobierno, durante los cuales no podrá entregar obras de gran envergadura que por disposición suya se construyen. Pero, además, para ahuyentar el fantasma de la reelección, que tanto daño ha hecho al país a lo largo de su Historia.

La ampliación del período presidencial abarcaría a diputados, senadores y demás funcionarios electos, quienes no tendrían la oportunidad de postularse de nuevo para el mismo cargo, incluyendo por supuesto al presidente y al vicepresidente. Esto no quiere decir que se les limite para ejercer otros cargos electivos.

Los presidentes que agoten un período de seis años no tendrían así la excusa de que van a reelegirse porque cuatro años no son suficientes.

Nuestra propuesta tiene también la ventaja de que de aquí al 2018, si se amplía el período hasta esa fecha, daría la oportunidad de reorganización a la principal fuerza opositora del país, ahora dividida, para que se fortalezca y contribuya unida al fortalecimiento de la democracia.

Nos referimos al PRD. Por más que los perredeistas de a pie quieran que su organización retorne al Poder, no lo lograrán muy fácilmente si los dos dirigentes antagónicos, Miguel Vargas e Hipólito Mejía, algo que no se vislumbra al corto plazo, pues ambos están empeñados en ser candidatos presidenciales para el 2016. Las ambiciones, en este caso, están por encima del patriotismo.

La única forma popular y democrática para modificar la Constitución es una Asamblea Constituyente, algo que no es nuevo, pero que además fue consignada en el Programa Mínimo de Liberación Nacional que trajeron los gloriosos expedicionarios de los días 14 y 19 de Junio de 1959 en su lucha contra la tiranía.

En cuanto al procedimiento, en el país hay expertos constitucionales demás, que podrían ocuparse de esos detalles al amparo de la actual Constitución, para que a nadie se le ocurra decir que esto viola nuestra Carta Magna.

Hay otro punto a considerar. Se trata de que al Presidente Medina también hay que darle más tiempo para reorganizar las finanzas del país, dejadas maltrechas por su antecesor.

El mismo presidente acaba de ofrecer algunos detalles sobre la abrumadora deuda externa, cuya amortización de capital e intereses le impide atender reclamos legítimos de comunidades en todo el país. Si quisiera el presidente resolverlos, pero no puede, porque como dijo en su discurso de toma de posesión, en las arcas del Estado solo encontró facturas por pagar.

 

El Nacional

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