Editorial

 Advertencia

 Advertencia

La Junta Central Electoral (JCE) ha advertido que podría sancionar a los partidos políticos que incurran en  tipos de campaña sucia, que se definen como los intentos de conducir el proceso electoral hacia una negación de los derechos ciudadanos establecidos en la Constitución de la República.

Todos los candidatos y partidos deberían atender la advertencia  formulada por  la JCE y adecuar sus estrategias y discursos electorales  a promover  el programa de gobierno que  aplicarían en caso de ganar las elecciones o a debatir sobre  debilidades y fortaleza de cada cual.

Banderías partidarias han desperdiciado tiempo y espacio en intercambio de  expresiones  distorsionadas  o  han recurrido a mentiras y verdades a media con fines de flagelarse mutuamente, sin tomar en consideración que tales  procederes dañan o enturbian el proceso comicial.

Se sabe que la JCE dispone de las herramientas jurídicas  y de monitoreo para  evitar o prevenir  formas de  campaña electoral que  se  definan como guerra sucia e incluso de sancionar a las parcelas o personas  físicas que promuevan  ese tipo de inconducta, pero  es preferible que  propios partidos y candidatos adecúen sus discursos a los más altos  estándares de civilidad.

Aunque el presidente de la JCE,  doctor Roberto Rosario,  ha establecido  clara diferencia entre campaña sucia y campaña negativa, a lo que aspira la ciudadanía es a que las ofertas electorales promuevan discursos propositivos,  que no se cimenten exclusivamente en destacar  los defectos o deficiencia del contrario.

Al votante corresponde de manera consciente  determinar  los atributos o defectos de cada candidato y, en base a ese  examen o escrutinio de conciencia,  ejercer su sagrado derecho a  elegir libremente la boleta  que será de su preferencia, sin interferencia o injerencia de ningún tipo.

El  llamado a cese de  los discursos electorales  distorsionantes o agresivos ha de estar dirigido a todos los partidos y candidatos, aunque  los que están  o  aspiren incursionar  en esos censurables menesteres  deberán sentirse como los primeros aludidos por la advertencia de la JCE de que tal práctica sería objeto de sanción.

A medio siglo de procesos electorales continuos, la ciudadanía  ha demostrado  asimilar plenamente  los principios básicos de la democracia, mientras que el liderazgo todavía requiere  de lecciones sobre  como respetar el  privilegio  de los electores a ejercer plenamente el derecho de  elegir sin  sobresaltos al próximo Presidente y Vicepresidente de la República.

El Nacional

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